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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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- ¡¿Quieres dejar de correr por todo lado?! ¡No me dejas concentrar!<br />

Vete a otro lado - le grité.<br />

- Este es el estudio de papá no el tuyo. Le voy a decir a mi mamá que<br />

me pegaste - amenazó.<br />

- Fue con un bolígrafo, niña. Además, yo siempre vengo aquí. Vete a<br />

jugar a otro lado - le ordené.<br />

Dejó su avión en el escritorio, me hizo una mueca y salió corriendo<br />

del estudio. Me sorprendió que concluyera victoriosa, Thomas es de<br />

los que se salé con la suya.<br />

Después entró mi madre con un vaso de jugo en la mano y lo puso<br />

sobre el escritorio.<br />

- ¿Cariño, te demoras mucho haciendo eso? -<br />

- Sí, ¿Por qué? -<br />

- Debo hacer unas compras en el supermercado y no quiero ir sola,<br />

pero me tardo mucho -<br />

- Dile a Thomas, él no está haciendo nada - le sugerí.<br />

- Sí, mejor. Ya sabes, si llaman a la puerta no abres, si llaman al<br />

teléfono no contestas y no salgas hasta que lleguemos - me recordó.<br />

Luego llegó Thomas con más juguetes y los acomodó en el suelo, y<br />

continuó con más estresantes ruidos que hacía con la boca y los<br />

paseaba por mi cara. Justo lo que creí, no se daría por vencido.<br />

Luego de un rato Thomas se fue a acompañar a mamá, pero sentí<br />

una corriente de aire estrellarse en mi espalda y me arrepentí de<br />

haber permitido que me dejaran sola. Lo primero que hice para<br />

tranquilizarme un poco, fue darle la vuelta a la pintura del niño Judío<br />

y dejar visible el respaldo.<br />

Cuando fui a la cocina por algo de beber y regresé, me quedé muda<br />

en el umbral del estudio, al principio me quedé petrificada y me<br />

electrocutó una corriente de miedo por mi espalda que se extendió<br />

por todo mi cuerpo y me sacudió todo por dentro, en ese momento<br />

ya no fui capaz de entrar. La pintura a la que había dejado con el<br />

respaldo visible, estaba otra vez volteada, dejando a la vista el retrato<br />

del niño, y al verlo formó una sonrisa macabra que expuso todos sus<br />

dientes. Salí apresurada de la casa incapaz de regresar hasta que<br />

volvieran mi madre y mi hermano. Esperé en el jardín delantero<br />

donde podía ver las personas pasar.

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