Enigma (Los Van Vladoisqui)

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tierno de mi padre jugó con mi imaginación. En todo caso así
terminó esa noche cualquiera.
El día trascurrió más o menos así: En la mañana observé a mi padre
mientras leía su periódico, en su rostro la misma expresión dura,
incluso cuando lo saludé. Salimos de casa para hacer algunas
compras con mamá y Thomas. En la tarde leí algunas páginas de un
libro recostada sobre mi cama. Qué ironía; el personaje principal se
llama Tom Soller. Y en la noche; una vez más, unos pasos
comenzaron desvelándome, pero no eran razón para inquietarme, no
pertenecían a alguna presencia a la que temer, y esta vez procuré
mantener la compostura, pero fue inútil; no soporté la ansiedad y salí
en busca de ellos, pero abajo todo se volvió calma. Ahora imaginaba
cosas; creí estarme volviendo loca, temí mucho a eso, a que estuviera
imaginando sus pasos. Mi cuerpo comenzó a temblar e invadirse de
nerviosismo. Me estaba convirtiendo en la persona que durante
tantos años estaba evitando que me llamaran.
En las escaleras pude vaciar todo el sueño que cargaba en mis
parpados, por alguna desconocida razón me resultó sencillo dormir
allí; justamente el lugar en donde vi a Tom por última vez. Mis ojos
pesaban y luego ya no pude levantarme para irme a mi cama.
En mi sueño Tom apareció de entre una niebla y con sus manos secó
mis lágrimas; creo que lloré dormida, pues mi llanto parecía tan real.
Recuerdo que tomé su mano y pude tocarla, sentirla; todo era
demasiado real y sentí que sería mejor despertar antes de entregarme
a ese sueño, porque luego cuando despertara la desilusión me
golpearía con toda su fuerza. Fui abriendo los ojos y pude divisar una
sombra a mi lado del escalón que tomaba fuerza mientras más los
abría; me vi con una verdad fuera de las palabras para describir. Sentí
como todos mis adentros recobraron vida, como retornaron, como
restauraron el aire y como mis venas y corazón estallaron en
conmoción.
Sigue durmiendo. Estaré aquí para cuando despiertes susurró.
Creo que aún sigo dormida casi sin aliento.
Lo lamento. Creí que sería mejor así, pero creo que jamás podré
perdonarme haberte herido tanto. Espero puedas perdonarme algún
día por el sufrimiento que te hice padecer… yo…