Enigma (Los Van Vladoisqui)

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mis excusas, al menos no hasta ahora. Me reconfortaba un poco que
esta vez creyera que las cosas estaban claras.
- Sí, por eso -
- Y yo que creía otra cosa -
Sabía que sospechaba, desde que mencionó que había leído todo el
historial de mi ordenador, desde ese día el empezó a hilar cabos.
- Y... ¿qué creías? - merodeé.
- Nada, solo estupideces. No tiene caso -
Sí, no había duda de ello. Él curioseaba en ese mundo, en el de
demonios y fantasmas, había enlazado sus sospechas hacia esa
posibilidad.
- ¿Y bien? ¿Me vas a ayudar? -
- ¡Ah! No sé... - dudó - me pones en una situación difícil -
- Por favor - supliqué.
Lo consideró unos instantes de forma silenciosa mientras aguardaba
ansiosa su respuesta.
- Ah, de acuerdo, le diré que te dejé haciendo fila y que quise llevarles
lo que pidieron y de paso a Mike, luego me iré con la excusa de que
no te voy a dejar sola entre todas esas personas, luego... nos
encontramos en media hora aquí mismo para volver juntos y así
nadie sospeche - accedió -. Aunque... yo no tengo problema en
acompañarte mientras hablas con él, no voy a decirle a nadie -
Y una vez más me encrucijada.
- No, la verdad es que... me incomodaría mucho que escucharas todo
lo que le digo -
- Esta bien, retomamos lo de vernos aquí en media hora -
Me di vuelta y caminé rápido hacia Tom. Temí que la espera lo halla
despedido, pero no, allí permanecía, como una estatua, aguardando.
Era ridículo cuanto me esforzaba por verle.
- Acompáñeme, le enseñaré algo - dijo mientras se daba vuelta.
No tenía mucho tiempo, pero eso no me impidió ir tras él.
Caminamos muchos pasos antes de llegar al lugar. En el recorrido,
Tom evadía toparse con las personas aunque, como había
presenciado antes en los entes, pudiera traspasarlas, tal vez era un
acto involuntario o tal vez evitaba sentirse muerto.