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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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9<br />

Apertura<br />

Sucumbiría en fuego, probaría lo bastante la avidez como para que el<br />

gozo se diera vuelta de página, del otro lado de lo sublime yace lo<br />

despreciable, detrás de cada cosa, lo adverso. En mi pecho latiría el<br />

vacío, de mis ojos derramaría la perdida, en mis manos sostendría el<br />

suicidio.<br />

Debería regresar al pasado, más servilmente al momento de la<br />

apertura, cuando tenía solamente cinco años de edad, ¿por qué<br />

aquella vez? Es algo a lo que no le he podido dar un significado,<br />

como si hasta el momento… no hubiese dictámenes. En tal caso, el<br />

comienzo se asocia con un término, una palabra que estremece cada<br />

célula de mi cuerpo y estruja mis huesos. “Miedo”, tan común, tan<br />

pasajero, sí; solo que en mi vida se desata con un poder<br />

descomunal, aliado a mí, como un aura oscura encima de mí que me<br />

persigue a donde quiera que vaya; y fenece mi vida.<br />

Recuerdo una noche taciturna, dormía profundamente en mi<br />

habitación, por aquellos días conciliaba muy bien el sueño. Cuando<br />

un estruendo llamó mi interés; me imaginé al gato, buscando entre<br />

las ollas en la cocina, esa fue la sensación que me provocó, el primer<br />

pensamiento que atravesó mi cabeza. Con ello en mente el miedo no<br />

podía perpetrar, así que me levanté de mi cama para echar un vistazo<br />

y traerlo conmigo. Había un pasaje en esta habitación, con unas<br />

escaleras que descendían estrechamente hasta el primer nivel; nunca<br />

antes me habían parecido de aspecto sombrío, aunque<br />

elocuentemente se mostraba de ese modo, un espacio al que ninguna<br />

luz alcanzaba, y la humedad se había impregnado a las paredes. De<br />

cualquier modo, bajé todos los escalones, hasta un pasillo que<br />

conducía linealmente hasta la cocina.<br />

Se extendió un crujido feroz, bestial, no era algo humano ni natural,<br />

y a su escolta una sensación nueva; un frío mortecino que erizaba<br />

toda la piel en forma escalofriante. Me quedé parada allí, en la mitad<br />

de aquel pasillo sombrío y oscuro, contemplando la puerta de<br />

madera de la cocina ligeramente abierta, e iluminada debido a la<br />

enorme ventana que daba con el jardín. El candor que me cubría<br />

puso lejos de mí toda duda, la inquisición iba a la cabeza.

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