Enigma (Los Van Vladoisqui)

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Bueno, eso es todo. Te veo luego para despedirme. Cuídate mucho
murmuró.
Mis labios fueron estúpidos e ineptos y lo dejaron levantarse de mi
lado y alejarse entre la lluvia. Lancé un grito desgarrador para mis
adentros que afectó mis oídos aun así, un grito en mi agreste interno,
en lo profundo y escondido de mí ser. Luego sentí las palabras
pudiendo subir por mi garganta y anhelando escapar del incendio
dentro de mí.
¡Jimmy! Grité.
Al oírme detuvo su marcha y volvió el rostro.
¡¿Sí?! Con la misma fuerza en la voz.
¡¿Cuándo te vas?!
¡Mañana por la noche!
¡No quiero que te despidas!, por favor. ¡No vale la pena!
Perdiendo la potencia de la voz.
Mis ojos se enrojecieron y humedecieron por las lágrimas que
bajaban frenéticas por el rostro, pero al menos Jimmy no las
distinguiría a causa de la distancia o simplemente las confundiría con
gotas de lluvia.
¡Está bien!
Te quiero… susurré solo para mis oídos.
Sus ojos parecieron contemplarme una última vez, sin importarle la
lluvia mojando su cuerpo, después prosiguió su camino.
Un lazo roto, un lazo férreo a pesar de todo; tan abrigador, lo
suficiente para haberme dado impulso durante tantos años. Pudo ser
más indómito y atroz, pudo ser más cálido y alcahueta, pudo ser
mucho más intenso y perdurable, pudo ser pero no fue.