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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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175<br />

Unas gotas de sangre cayeron sobre mi saco negro y se perdieron en<br />

el color, pero cayeron más, venían en cantidad desde mi nariz. Sus<br />

pupilas se dilataron y pegó su rostro a unos centímetros del mío.<br />

- ¿Por qué eres tan testaruda?… ¡Corre! ¡Ve a casa! cuidaré de ti -<br />

ordenó angustiado.<br />

- No puedes protegerme aquí - le recordé.<br />

Me costó tanto pronunciar esa corta oración, mi voz era un<br />

murmuro quebrado.<br />

- Sí puedo, solo no debo -<br />

Sus dientes rechinaron de un apretón cuando volteó a ver a las<br />

presencias.<br />

Ahora podía levantarme del suelo, corrí hacia las rejas de la codiciosa<br />

salida, manos que salían de la tierra me sujetaban con firmeza, pero<br />

era tanta la adrenalina corriendo por mi torrente sanguíneo, que me<br />

liberé fácil de ellas y no lograron derribarme. Y los truenos rugidores<br />

me aturdían, sentía como si fueran a caer sobre mí. Una vez afuera<br />

tomé un taxi para que me llevara a casa, en el camino llamé a mi<br />

padre y a Jimmy para informarles que había regresado; quizá papá se<br />

molestara.<br />

En casa me deshice de las prendas rasgadas y atendí los sangrantes<br />

rasguños sobre mi piel, me ardían; también controlé y estabilicé la<br />

hemorragia procedente de mi nariz. Recordé estar usurpada en<br />

despiadado temor, eso alimentaria al demonio posesionado del<br />

cuadro del niño en el estudio, ese temor más el ya ocupado en mi<br />

cuerpo, me obligaron a salir por la ventana de mi habitación y correr<br />

a distancia de mi casa.<br />

Me senté en el andén a esperar a Tom o a mi familia, a quien sea,<br />

pero tardaban, en contrariedad llegó una patineta con Raely<br />

montándola.<br />

- Escuché lo de tu abuela, lo siento mucho… ¿estás bien? -<br />

Sentándose a mi lado.<br />

- Sí, gracias - con tono amargo.<br />

- ¡Uy! Está bien no te molesto, es solo que he tratado de todas las<br />

formas posibles de ser tu amigo, pero al parecer no te interesa. Tal<br />

vez tengas ya muchos -

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