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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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55<br />

Me atreví, volví la mirada y descubrí un espacio vacío, llano, pero<br />

mis ojos estaban puesto en una dirección errónea. Mi mirada<br />

ascendió por la escalera y vi fugazmente la apariencia de aquel<br />

fantasma anónimo que tenía mis respuestas. ¿Por qué estaba aquí?<br />

Aunque esa pregunta fuese ulterior, lo primario era alcanzarle antes<br />

de permitir que mis cuestiones lo dejasen marchar. Encaminé los<br />

primeros pasos, dispuestos antes de que el recelo me alcanzase.<br />

Escalón tras escalón me condujeron hasta el último nivel y me vi de<br />

pie con un largo pasillo a cada lateral de mí. ¿A dónde fue? Elegí<br />

examinar el pasillo izquierdo y avancé sin indagármelo una segunda<br />

vez. Había puertas a cada lateral, todos cerradas. Mi impertinencia no<br />

estaba al nivel de atreverme a abrirlas, pero podía ver una variación<br />

sobresalía y atrapaba a mi interés, una de las puertas estaba abierta.<br />

Por allí se colaba una intensa luz natural que probablemente brotaba<br />

de alguna o varias ventanas.<br />

- <strong>Los</strong> ojos curiosos ven lo que no deben ver... -<br />

Sonó de pronto una voz infantil que sin duda había nacido de aquella<br />

habitación con la puerta permitiendo desvelar los secretos del<br />

interior.<br />

<strong>Los</strong> espíritus infantiles no tienen un aura legible, no la mayoría, así<br />

que podía ser lógico que no sintiese el aura fantasmal, pero también<br />

podría estar descaminada en la suposición, era hacedero que el señor<br />

Hill tuviera hijos. Atraje a mi objetivo otra vez a la mente, encontrar<br />

a la presencia anónima y eso recargó de valor a mis piernas para<br />

continuar hasta el umbral de la puerta desplegada.<br />

Un infante, en efecto se trataba de uno, acuclillado en el suelo con la<br />

parte frontal de su cuerpo apuntando hacia esquina izquierda al<br />

fondo de la habitación. Repetía las mismas palabras, como si su<br />

mente estuviese en delirio.<br />

- <strong>Los</strong> ojos curiosos ven lo que no deben ver... - pausaba unos<br />

segundos y reiteraba las palabras.<br />

No era vivo, no creía posible que alguien vivo o cuerdo estuviese allí<br />

nada más, repitiendo una tras otra vez la misma frase. Ya había<br />

comprobado que lo que buscaba no estaba presente allí, quizá en la<br />

dirección contraria. Me preparé para retirarme con cautela, sin<br />

despertar la sugestión del infante, pero... claro, mi ojos había sido

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