Enigma (Los Van Vladoisqui)

249
Si Caro quiere regresar a la escuela, no hay problema. Yo le
acompaño dijo Tommy interrumpiendo a Sami.
“Esto no puede ser verdad”
Luego me cansé de verlos ofrecerse entre acompañarme a casa o de
vuelta a la escuela. ¿Ya qué más daba? Después de vivir entre
secretos ocultos, de agonizar entre las llamas de mi dolor, ya no me
importaba si les parecía rara o quizá loca.
Mejor me voy a casa con Raely interviniendo.
Tommy miró a Raely con mirada fulminadora y este solo escondió
sus ojos con timidez; seguido, sujetó con sus dedos la manga de mi
saco y tiró sutilmente. Así que me despedí de ellos. Sami le apreció
con su mirada y tono amable al contrario de Tommy.
Cuando estaba con Raely parecía apartar de mí cualquier rastro de
angustia; encontraba paz en cada uno de sus chistes que me hacían
olvidar.
Un suspenso se produjo al estar cerca del sitio en el que había visto
el espíritu de ese hombre accidentado, pasó por mi cabeza una idea,
absurda pero al final afable.
Hagamos una carrera de aquí a mi casa con tono serio.
¿Lo dices en serio? Frunciendo la frente en son de sorpresa.
Eh… sí, seria… divertido expliqué.
Sí, es que creí que eras una de esas chicas aburridas que…
¡Deja de hablar y corre! Mientras corría tan veloz como me fue
posible.
Escuchaba las carcajadas de Raely corriendo tras de mí, que hacían
coro con las mías. Fue divertido. Por unos minutos me olvidé de la
razón por la que huía, me olvidé de que Tom se había marchado, que
mi mejor amigo ya no estaba, que parecía adoptada para mis padres,
que no era nada, menos que nada; fue como huir de todo, como si
escapara del miedo. La sensación del viento golpeando sublimemente
mi cuerpo me hacía creer eso.
Frené con fuerza frente a mi casa. Llegué invicta seguido del rostro
de fracaso combinado con sonrisa de Raely.
Ufff… ¡Eso fue realmente genial! Me sentí como un niño otra vez
con tono alegre.