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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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consecuencias si mi madre se enterara, pero ahora no había hueco en<br />

mi cabeza para depositar aquella cuestión.<br />

Fue el mismo procedimiento de la ocasión pasada; mi respiración era<br />

frenética, mis manos sudaban al volante, mi cuerpo estaba<br />

tensionado y el desespero me poseía. Me bajé de mis miedos y entré<br />

sin contemplar las consecuencias, sin darle tiempo al miedo de<br />

persuadirme.<br />

Recorrí tumba por tumba, corría. Debía hallar una que estuviera<br />

marcada en sangre o con cualquier indicio de obras satánicas. Lapida<br />

tras lapida, nombres y fechas, ninguna parecía anormal. ¿Qué haré?<br />

Si tardaba más tiempo las presencian me notarían y despertarían, y la<br />

primera presencia despertó. Vi una mujer vestida de negro<br />

paseándose a la distancia, no requirió una lectura para comprobar su<br />

autenticidad, levitaba quizá a un metro del suelo. Un ente poderoso,<br />

solo uno podría realizar tal acción. Corrí para alejarme antes de que<br />

sus ojos me captasen, pero esta vez la escena apostó a mi favor, pues<br />

mis ojos fueron robados por una tumba en específico; esta tenía<br />

rosas negras como ofrenda. La detallé, carecía de un nombre o una<br />

fecha, estaba en blanco, no, sí tenía una frase en ella: aquí yace el<br />

abismo”, no podría ser más puntual, era aquella, no había duda. Tiré<br />

sobre ella la pintura. Después, tenía que esperar a que Tom<br />

abandonara el cuadro, se tardaba en hacerlo y su demora no era un<br />

remedio a la angustia, al contrario, la desataba más. Cerré los ojos y<br />

rogué, rogué con fervor para que Tom estuviera a salvo, y mientras<br />

lo hacia la pintura comenzó a irradiar una luz, una luz que cegaba,<br />

solo fue hasta que se disipó que puso a la vista la figura de Tom,<br />

quien agilizado se ubicó a mi lado. Por unos segundos me quedé<br />

maravillada con su apariencia. Con un gesto me indicó proceder y así<br />

reaccioné.<br />

Un vaso de vidrio con agua previamente rezada y sal, colocado al<br />

revés y sostenido con firmeza para que el contenido no se derramase,<br />

con el objetivo de vaciar el poder del demonio y dejarlo débil para<br />

que no pudiera oponerse a ser arrastrado por las llamas, esa era la<br />

primera pauta; la segunda, llenarme de autoridad para ordenarle<br />

volver a donde pertenece. En el instante que iba a colocar el vaso<br />

sobre la pintura, esta se dio la vuelta y expuso la imagen, pero

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