Enigma (Los Van Vladoisqui)

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- Me alegra que por fin llegaran, contábamos los minutos - saludó
Sarah con una risilla en medio.
- Sí, nosotros igual - correspondí a su emoción, Thomas solo sonrió.
Desconcentré de momento mis ojos encaminados hacia el Tío
Bruce que saludaba a su hijo Dux, ellos solamente se estrecharon la
mano como dos simples conocidos.
- Están muy bonitos, los dos - halagó Sarah.
- Gracias, que amable - curvé mis labios.
Bruce fijó sus ojos sobre mí.
- ¿Cómo estás, Caroline? -
Se adelantó hasta mí, me dio un abrazo, un saludo muy indemne.
- Bien, algo cansada - no pude evitar timidez, los lazos con él siempre
fueron lejanos.
- ¿Cómo les fue en el viaje? -
- Estupendo - contestó Thomas antes que yo.
- Vayamos adentro, no se queden ahí, son bienvenidos - invitó -.
Dejen las maletas, ahora ordeno que las entren, sigan – re-invitó con
su mano.
Los demás se adelantaron, excepto Dux, él tardó unos segundos más
antes de arrancar a caminar, sus propios demonios resurgían en la
apertura de este viaje. Acabada la primera contienda se encaminó a
dar el primer paso, yendo tras de mí, yo dejé caer mi maleta de mi
hombro y Dux se arrimó para sujetarla.
- Déjame yo te ayudo - ofreció.
- Gracias - liberé la mochila dejando que el peso cayera sobre sus
manos.
Mientras le vi a los ojos sentí la presión de otra mirada recayendo
sobre nosotros, prontamente alerté a todos mis sentidos,
primordialmente la vista, cubrí con mi mirada todos los rincones,
cuidando no pasar por alto ningún espacio, pero no pude avistar a
nadie ¿Qué presencia no querría que mis ojos la captasen? No es algo
de todos los días; aunque podría querer avanzar por sorpresa.
Escuché una risilla venir desde la boca de Dux, le atendí con mi
mirada, frunció la esquina de sus labios.
- ¿Qué pasa? - mientras paseaba a sus ojos por el entorno.
- Nada, vayamos adentro -