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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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127<br />

Suspiró hondo y dejó sus ojos fijos en mi rostro sin pronunciar nada<br />

más.<br />

Mi corazón padecía golpes desenfrenados, casi podía escucharlos;<br />

imagino lo sonrojadas que debieron ponerse mis mejillas, y así debió<br />

ser porque sus labios se curvaron al ver mi expresión.<br />

Después de tanto dudar y posponer la razón por la cual me había<br />

traído, se le acabaron las ideas de a donde llevarme, así que<br />

regresábamos a la mansión y entonces divisé unas tumbas en una<br />

parte de terreno elevado y distanciada de la misión. De inmediato me<br />

erizó la piel y desató brusquedad en mis latidos.<br />

- ¿Eso son tumbas? - Con tono agitado.<br />

Giró su rostro y lo ubicó en dirección a donde mis ojos observaban.<br />

- Despreocúpese. Soy la única alma que deambula entre estas ruinas -<br />

con tono ido.<br />

- ¿Por qué hay tumbas allá? - Pregunté.<br />

- Es el mausoleo de mi familia -<br />

- Allá esta tu... tumba - con tono suave.<br />

Él contestó asintiendo con aflicción en sus ojos.<br />

- ¿Puedo verla? - Pregunté con tono precavido.<br />

- Si le apetece -<br />

Aunque deseara con afán saber por qué me había traído, no pude<br />

evitar aplazarlo por esto.<br />

Habían doce tumbas, entre ellas estaba la de Emily y la de Arthur,<br />

fueron los dos nombres que pude identificar y claro, más al fondo<br />

yacía una lápida blanca envuelta por la hierba y sucia por la tierra, en<br />

ella estaba tallado: Tom Bartolomé <strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong> (1861 - 1879).<br />

Tenía solamente dieciocho años.<br />

Fijé mis ojos en él para ver que expresión marcaba su rostro. Parecía<br />

que estuviera acostumbrado a ver su tumba, se mostraba serio<br />

solamente.<br />

Su tumba estaba muy gastada por los años y vacía, así que me incliné<br />

y apoyé mis rodillas en la tierra y coloqué sobre su lápida la rosa roja<br />

que sostenía en mi mano. Eso hizo que se curvaran sus labios.<br />

Más tarde, nos hallamos frente puerta primitiva que había pospuesto,<br />

pero esta vez permitió que la atravesara sin rodeos. Al abrirla se vio<br />

un lugar espacioso; en su centro se ubicaban un sofá blanco con

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