Enigma (Los Van Vladoisqui)

16
La mujer vociferaba cerca de mi oído haciendo improbable que
pudiera pronunciar palabras.
- Me siento… enferma - mi voz era un hilo fino que se desgarraba
fácilmente.
- ¿Quieres que vayamos a un hospital? -
El vómito caía hasta el suelo, el olor era repugnante y atraía las
náuseas en mi interior, y si lo hiciese podría respaldar mis palabras.
- Solo… quiero ir a… la casa -
- Tranquila - intervino Richard -, ya las hicimos caber - hizo un
mohín con sus labios apuntando el baúl -, ya nos vamos, solo suban
al auto y nos iremos -
Thomas se apresuró a ubicarse dentro del auto y Richard avanzó
hasta el piloto, pero Dux no cambió su fijación en ningún momento.
La mujer no paraba de perturbarme, mantuvo cada músculo inútil,
¿Cómo haría a mi cuerpo responder?
- ¿Vamos? - se mantuvo dudoso.
Viré los ojos a mi izquierda para avistar al ente, allí permanecía,
ojearla otra vez desató mis lágrimas, ella descabellaba mi pavor.
Entonces, convenientemente sentí la mano de Dux enredando la
mía, la suya estaba cálida, ulteriormente atendí su mirada, luego llevó
su otra mano hasta mi mejilla y empañó su palma con mis lágrimas.
- Vamos - reiteró con tono sutil.
En esta ocasión conseguí quebrar la petrificación, una mínima osadía
estimulada por el respaldo de Dux, y aproveché cada segundo de
movilidad, me apresuré hasta el auto y entré. Quería suplicar por que
hicieran andar al auto, pero Dux subsistía afuera, preví a través del
retrovisor que Dux llevó sus ojos hacia el ánima, estaba próximo a
ella, sé que no podía verla, aunque me angustiaba. Liberó un quejido
en su rostro, él no pudo verla y tampoco escucharla, solo sospechó.
Era factible, considerando la atracción que le provocan estas cosas.
En último, exhaló una bocanada de aire, giró con destino al auto y
subió, se ubicó en el asiento del copiloto, complementó la acción con
una ojeada a través del espejillo, y la sostuvo por unos segundos,
analizándome.