Enigma (Los Van Vladoisqui)

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- En ese entonces no funcionaba de esa manera, Caro. El dinero era
lo que importaba, quien dominaba la mente de un humano, - su voz
se fue quebrando - tal hecho condujo a mi padre a una cruel locura.
Aún no me explico… ¿cómo permanecí tan ciego durante tanto
tiempo sin ver las intenciones de ese hombre? - Suspiró y prosiguió -
Por supuesto que habría aceptado con insistencia su insinuación,
pero era imprudente y deshonroso delegar una respuesta a una
conversación que no me era ajena. Quien tenía la palabra era mi
abuelo, él obviamente lo rechazó, buscaba algo más extremo en
posición con referencia a ello, e incluso la hija del duque le parecía
un pedacito de lo que en verdad nuestra familia mereciera, y tener el
segundo apellido como Donegal y con la referencia conocida en
Portland de mi padre me bajaba puntos. Es grato que jamás haya
compartido su opinión, mi madre me enseñó valores diferentes, el
significado de amar, me enseñó la nobleza, a ser condescendiente
con las personas, aunque bueno, el temperamento lo saqué de mi
abuelo. Aun así, si hubiese sido más tenaz y firme, no hubiesen
ocurrido muchas cosas que ocurrieron, afortunadamente no lo fui, -
una sonrisa se formó en sus labios - porque entonces no hubiese
podido conocerte - agregó.
El tema comenzaba a ponerse tenso y áspero, los recuerdos de Tom
habían regresado y se habían hospedado claramente en su mente tras
el conocimiento de su muerte y su asesino. Había muchas preguntas
que nacían en mi curiosidad acerca de su asesinato, pero debía
reservármelas hasta que fuera él quien las mencionara o se sintiera
preparado para hacerlo.
Nos movimos a la fuente con la imagen de la madre de Tom
esculpida sobre la piedra caliza, nos sentamos en el borde circular sin
detener nuestras miradas enfocadas de frente. Las fenomenales y
despampanantes flores moradas crecían envolviendo la imagen, y
llegaban a nuestra cercanía.
Había unas palabras subiendo a través de mi garganta, empujando mi
lengua, yo había resuelto el enigma que un día parecía inadmisible
desde todas sus perspectivas y ángulos. Ansiaba saber todo a lo que
puse tanta dedicación; la fuga de palabras me daría la respuesta, y es
que cada vez se hacía más difícil de retener entre mis dientes.