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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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- ¡Él es el asesino! - Le respondí igual, herida por su rudeza.<br />

- ¡Cállate! - Gritó.<br />

¡Detente, Tom!<br />

Al instante su cuerpo se petrificó, sus ojos se humedecieron y su<br />

rostro se mostraba afectado, dolido; su respiración se agitó con<br />

barbarie, su mente parecía volando entre recuerdos, recuerdos<br />

amargos como los míos. Su cuerpo comenzó a retroceder y en<br />

seguida se dio vuelta y corrió hasta perderse.<br />

- ¡Tom! -<br />

Inmediatamente fui tras él, pero tras cruzar el umbral yacía la<br />

ausencia. Se había ido, me había dejado allí sola. El dolor<br />

me derrumbó al suelo, caí sobre las rodillas. El miedo al que tanto le<br />

temía y que tanto deseé rezando no encontrarme, se hizo vigente. Se<br />

me humedecieron las palmas y no pude contener una lágrima que<br />

limpié de mi rostro, supe que a lo que más le temía era perder a<br />

Tom.<br />

Crucé el bosque de regreso a mi casa; durante el regreso no pude<br />

contener las lágrimas, me asusté al comprender la extensa plenitud de<br />

lo que siento por él y que me destrozaría perderle. Corría por la<br />

sombría oscuridad del bosque derramando mi llanto, como un<br />

rastro.<br />

No me apetecía volver tan pronto, no con el dolor impregnado en<br />

los ojos para que pudiese divulgarse antes las demás miradas. No,<br />

hoy, no ahora que todo estaba tan bien, tan dadivo. Permití que la<br />

profunda oscuridad me alcanzara, llena de sus sombras y mudez.<br />

Sentía que el cuerpo me pesaba, que arrastraba encima de mí un<br />

enorme peso que estaba derrotándome, exhausta.<br />

Al terminar de cruzar el bosque proseguí sin obstáculos a casa; en<br />

esta ocasión ansiaba alcanzar mi cama y resguardarme en ella. En la<br />

puerta de casa me tomé unos segundos para recuperarme, pero la<br />

atmósfera no me ayudaba, percibí una fuerza tensa en el aire. Limpio<br />

los rastros de mi llanto e inhalé y exhalé hasta hacer mi respiración<br />

estable, y a mi mente, la invadí de recuerdos pavorosos que resanaran<br />

el dolor, y surtió efecto. Abrí la puerta y llegué a la sala donde todos<br />

se encontraban reunidos con ojos… sumidos en lágrimas, también<br />

estaba Dux con sus mejillas colmadas de lágrimas como jamás antes

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