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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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52<br />

- Lo digo sobre todo por ti, Dux. No te atrevas a siquiera hacerme<br />

una de esas miradas que te gusta hacer cuando te hablo, no delante<br />

de él -<br />

Dux puso los ojos en blanco y apartó la mirada de la fijación de su<br />

padre. Era justamente esa mirada a la que se refería, tan suya.<br />

Todo se ponía peor, pasara lo que pasara no debía gritar, no debía<br />

inaugurar un espectáculo que pusiera en vergüenza al tío Bruce.<br />

El interior de la casa detallaba la alcurnia de aquella familia,<br />

simplemente el vestíbulo hablaba por sí solo. Había arañas llenando<br />

la estancia de luz, el suelo de mármol, adornos florales ambientando<br />

el espacio, algunas pinturas colgadas en las paredes, dos esculturas de<br />

busto a cada extremo de las escaleras, las cuales empezaban como<br />

una misma y después se partían a la mitad para tomar caminos<br />

diferentes, que, conducían al segundo nivel, este estaba hueco en el<br />

centro y estructurado alrededor con pasajes balaustrados.<br />

Un hombre asomó su cuerpo tras la balaustrada; el señor Hill, no<br />

hubo necesitada de que la empleada que nos había hecho seguir lo<br />

buscase, ya estaba presente. Descendió las escaleras para encontrarse<br />

en el vestíbulo con mi tío Bruce y le saludo con placidez estrechando<br />

su mano y palmeando su espalda tras un abrazo.<br />

Me interesaba leer las reacciones de Michael, anticiparme ante<br />

cualquier reacción suya, pero de momento no había señales de<br />

humo. Él se hallaba... normal, sin rastro alguno de cautela. La<br />

respuesta no estaba en Michael, sino en una lectura sobre el<br />

ambiente, aunque esto implicase secuelas; puesto que el detectar un<br />

aura hostil desencadenaría el pavor, el nutriente de los entes. Así<br />

revelaría mi posición, mi maldición y les haría agua la boca.<br />

Nos hicieron avanzar por algunos de los recintos de la planta baja<br />

hasta alcanzar la espalda de la casa, allí, los bosques crean penumbras<br />

y los rayos del sol son desconocidos. Había una zona de piscina y<br />

jardines, y claro, no podía faltar una fuente. Así que era hermoso,<br />

quería congelar ese pensamiento y que así el recelo no fuese un<br />

abrebocas.<br />

- Por favor, siéntanse libres. Su padre y yo tenemos de hablar de<br />

trabajo - pronunció el señor Hill al mismo tiempo que separaba una<br />

silla de la mesa para sentarse, una acción copiada por el tío Bruce.

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