Enigma (Los Van Vladoisqui)

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paroxismo… - mi voz se desgarró de nuevo -. En nuestras venas
viaja sangre maldita, sangre de Alejandro, o más bien sangre negra, y
eso nos hace diferentes de los corrientes. Somos la puerta que
comunica a este mundo con el de las sombras y con el infierno.
Mientras los Ante Portam prevalezcan los enemigos de Dios podrán
exteriorizarse. El ciclo de vina no continúa…
Mis manos temblaban y mis labios comenzaron a tartamudear. No
podía continuar leyendo, parecía un colapso nervioso.
- Esto no es verdad, no es posible.
- ¿Por qué?
- No es posible que sea real. ¿Descendientes de un
personaje histórico que vendió su sangre? No, no me convence. ¿Y
mi hermano y mi papá? ¿Por qué ellos no y el abuelo y yo sí? No
tiene sentido. Esto no lo escribió mi abuelo, no fue él.
Aventé los manuscritos sobre el escritorio, negándome a creer lo
escrito en ellos. Me senté sobre la silla como si en pies se hubiesen
extenuado. Vacilante en la palabras que salieron de mi propia
boca guiadas por escritos.
- ¿Cómo esta tan segura?
Abrí otro de los cajones del escritorio, comencé a hurgar entes los
documentos hasta hallar alguno que pudiese sustentar lo dicho. Una
vez encontrado lo coloqué sobre el escritorio.
- Esta es su letra, no esa, esa no es. Solo el título lleva la suya y no sé,
ah, ¿por qué?
- Es un incógnito con siglo tras él desde su origen. No lo resolverá
en un día - suspiró -, pero cuanta a su alianza una exuberante
investigación que indagó su abuelo. Necesita atribuirse fuerzas para
esto.
Una vez más me punzaba el querer entender por qué hace esto por
mí.
- ¿Por qué me estas ayudando con esto? - Inquirí.
- Acordamos un trato.
- No, te hice la misma pregunta mucho antes de ello - lo acusé con la
mirada - desde la primera vez - añadí.
Me esquivó la mirada y aprisionó sus labios. Una vez más se negaba
a responder.