Enigma (Los Van Vladoisqui)

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mal. Una niebla cubría desde mis rodillas al suelo todo. Una escasa
luz nacía de un agujero en lo alto, y la voz ya no era una sino que se
había unido con varias, todas pronunciaban mi nombre, algunas
voces eran estremecedoras y anormales.
Después los dueños de las voces se hicieron visibles, formaban un
círculo perfecto a mí alrededor, todos eran rostros desconocidos
para mis ojos, mostraban horrendas heridas en sus cuerpos que
sangraban sin cesar. El suelo se hizo húmedo y pegajoso, pero la
niebla no me permitía disipar el fondo. Me incliné ligeramente y con
mi mano toqué el suelo y puse aquel liquido ante mis ojos, era sangre
coagulada y el aroma repugnante de esta posesionó la atmósfera.
Los muertos abrían paso a alguien de mayor importancia. Lo que vi,
fue devastador y desgarrador para mí, y por otro lado,
descomunalmente espantoso.
Una figura oscura, que usaba una túnica negra que ocultaba de pies a
cabeza su cuerpo, dejando su boca a la vista de todos. El áspero
terror que provocaba aquel personaje me hacía temblar las piernas y
deshabilitar mi equilibrio. Con él llego también un aroma pútrido
completamente conocido e inolvidable; el olor antes percibido en el
incidente del barco pirata, la mezcla de aromas entre cuerpos
carroños, de tierra fértil y húmeda, madera podrida y en
descomposición, y en esta ocasión, más el aroma de la sangre. Sentí
nauseas inmediatas. Y lo devastador, fue como llevaba a Tom con
sus manos atadas con cadenas rojas, como el rojo de la sangre; sus
ojos miraban el suelo, y su rostro reflejaba miedo y desespero; me
dedicó una mirada compasiva que trataba de inculcarme calma, pero
noté en sus mágicos ojos azules su pavor. Deseé correr hacia él y
liberarlo de las cadenas; preparé mi cuerpo para ir hacia su lado, pero
aquel hombre de negro interrumpió mi concentración cuando
pronunció unas palabras con un tono formal, cruel y temeroso.
- Mí querido, Tom. Espero comprendas las extensas razones de mi
irrevocable decisión. Me temo que la distancia entre ustedes es lo
correcto - le informó a Tom con el rostro fijo en el centro de donde
me hallaba.