Enigma (Los Van Vladoisqui)

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- No estoy del todo seguro, en mi mente corre el recuerdo de haber
escrito una fecha nublosa en una carta, aquella última noche en la
que estuve vivo - mencionó.
- ¿Cuál era? - Inquirí.
- 1879... Abre los cajones, por favor -
Abrí los cajones como me lo pidió, pero no se encontraban más que
libros.
- No se hallan mis pertenencias, alguien las debió mover - se fijó -
¡Aguarda! Mi escritorio no tenía esta mancha antes -
Limpió con sus dedos el polvo sobre la mancha desteñida y
carbonizada que se extendía en una parte del escritorio.
- He visto antes esto. En el laboratorio de química, se puede
producir a causa de un químico fuerte que derramaron - comenté.
- ¿Por qué abrían de tratar químicos en mi habitación?... - apretó sus
puños y dientes, fijó sus ojos con los míos - debieron envenenarme
con algún químico mientras dormía o inyectaron algo en mi sangre -
con un hilo de voz
Su postura se tensionó y en su rostro se marcó la ira. Verlo me hizo
sentir como si una estaca atravesara mi pecho, cortando mi
respiración, como si me doliera tanto como a él ¿Por qué sentía eso?
Caminó llevándome a otros lugares de la mansión, me condujo a un
lugar totalmente hermoso, tan sublime que aceleró mis latidos y
bombeaba más rápido esa sangre negra entre mis venas, me produjo
una variedad de emociones, me reflejó fascinación. Además provocó
una vez más familiaridad con aquel lugar, aunque en mi memoria no
existiera algún recuerdo de haberlo visto antes; estaba convencida
que jamás había visto un lugar más hermosos que aquel. Aquello
parecía un espejismo, más que un espejismo parecía un sueño.
El lugar estaba cubierto por exuberantes rosas blancas y rojas que
relucían en cada espacio, todas formaban un laberinto; en el camino
se encontraron árboles florecidos con sus raíces rodeadas de flores
moradas, rojas, amarillas, rosadas, entre otras; parecía que allí estaba
acabando el invierno. Al final del recorrido, justamente en el centro,
una enorme fuente gris con una mujer de un vestido largo tallada
como escultura. Al centrar mi atención en ella noté que era la misma
mujer de la pintura que Tom me había enseñado.