Enigma (Los Van Vladoisqui)

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- Lo lamento, pero yo solo quería protegerla, cuidarla. Me resulta
injusto que estas almas presentes le torturen sin piedad - se dirigió a
él, pero siguió mirándome.
Miré los rostros a mi rededor y pude comprender que algunas de las
almas presentes estaban grabados en lo recóndito de mi memoria, en
donde arrojo lo que quiero olvidar, pero que sin embargo, se
mantienen ahí, desdeñados, pero que despiertan cuando son
nombrados por el miedo.
- Protegerla es deber de los ángeles y aterrarla es tarea de los
muertos. No quisiera tener que interferir de forma brusca, ni querrás
perder tu boleto, el que tanto añoras. Si tanto dices amarle... lo
conveniente para demostrárselo es alejarte de ella, es por su bien y lo
sabes - le advirtió.
Tom giró sus ojos para mirarme, su rostro estaba decaído y afectado
por las palabras, entre sus labios se formó otra excusa para no darse
por vencido, me hubiese encantado escucharla, pero un pito intenso
cubrió el sonido del lugar y me arrebato el sueño amargo.
El despertador insistía que eran las seis de la mañana del día jueves,
hora para levantarme. Mi respiración era agitada y mis ojos parecían
fuera de sus órbitas. Fue como si me presentaran un nuevo miedo
sádico aún más fuerte que los miedos antes experimentados, nada se
le comparaba a la magnitud del agonizante pavor. Comprendí que no
había nada peor que el miedo de perder a Tom, a la luz cálida con la
que me abriga su presencia. Tenía un temor merecido al significado
de ese sueño, o a la semejanza que influyera en la realidad.
−... Solo es un sueño... − Me recordé en un susurro.
Salí de la ducha con el trasnocho fugado de mi rostro, y bajé a la
puerta usando el uniforme para partir a la escuela, pasando por alto
el desayuno a causa de la pérdida de apetito que provocó la pesadilla
y es asqueado olor de sangre empalagado en la lengua.
En la escuela estuve totalmente distante e ignoré todas las
explicaciones de los profesores. En la tarde estuve en casa con
Thomas, los dos tuvimos clase de matemáticas particular; de modo
que realizaba una ecuación en una mesa del estudio, pero algo me
distrajo y enfoqué toda mi atención en ello. Una pintura no muy
característica exhibida en una de las paredes, no era de un