Enigma (Los Van Vladoisqui)

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allí, me arrepentí de haber asistido, pero no por eso prefería estar en
mi casa, mi casa se tornaría un infiero si Tom no regresaba pronto
para arreglarlo. Subimos unas escaleras en cristal hasta su habitación,
cuando entré, el espacio estaba habitado por una energía maligna que
se esparcía como la niebla por sobre toda la casa, pero su
descendencia nacía de ahí. Me intimidaba y me ponía incomoda
entrar, es como una mala vibra que me quisiera apartar de lo
peligroso, pero al final no pude hacer nada, terminé sentándome en
el borde de la cama con aspecto resignado.
- Has visto un fantasma ¿cierto? - Preguntó y afirmó en una misma
oración.
Mi cuerpo se tensionó, toda mi espalda se endureció, no quería dar
sospecha, pero no pude pronunciar palabra así que ella se vio
obligada a proseguir.
- … Aparte del que vimos juntas en la autopista. Todo ha cambiado
desde que nos mudamos a esta maldita casa. Esta embrujada -
confesó.
No sabía qué decir, no conseguir gesticular palabras.
- No te quedes callada. ¿Olvidas lo qué pasó en mis cumpleaños
cuando éramos pequeñas? - Recordó.
- No, no lo olvido -
- Yo no te creí entonces. Y mis padres, ellos me convencieron que
debía alejarme de ti, que estabas loca y que por ese motivo te iban a
meter con un psiquiatra -
- No quiero hablar de eso - tranqué.
- Yo solo les obedecí. Y solo fue hasta que te recuperaste que me
permitieron volver a hablarte, pero yo nunca le conté a nadie lo que
ocurrió ese día ni tampoco dije que te habían medicado y llevado con
un psiquiatra, ni siquiera a Jimmy que tanto insistió, porque me
pediste que lo callara y así lo hice. Creí de verdad que estabas
enferma, pero ahora dudo de que en realidad lo hubieses estado -
Sus palabras revivían el suceso en mi memoria. Cuando éramos niñas
y nos escondíamos en cobertizo. No puedo evitar arrancar las
miradas de Emma y sus amigos cuando gritaba y lloraba tirada en el
suelo, acosada por un ente.