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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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barbados que brindaba beldad a la tela, dos sillones, un diván y una<br />

mesita de centro, tras ellos un enorme y largo escritorio y más atrás<br />

una biblioteca contra la pared con más reliquias que libros;<br />

colecciones de pinturas y esculturas, una alfombra cubría en su<br />

totalidad el suelo, dos mesitas esquineras sostenían un jarrón cada<br />

una, un perchero con un tallado seccional, una vitrina de licores<br />

añejos y en la superficie que cubría el lugar estaba pintada una obra<br />

única de una virgen.<br />

Le di tiempo para que comenzara hablar, pero prefirió quedarse<br />

callado. Miré por la ventana en una de las paredes que apuntaban al<br />

mausoleo de su familia. Me paré cerca de esta mientras el continuó<br />

recorriendo el lugar en silencio.<br />

- ¿Quiere por favor, acercarse al escritorio y hallar algo por mí? -<br />

Preguntó al fin.<br />

- Sí, ¿dónde lo busco? -<br />

- En alguno de los cajones - mientras lo señalaba con su mano.<br />

Así lo hice, revisé cajón tras cajón y tras exponer el contenido de<br />

cada uno Tom negaba con la cabeza, no fue hasta el último cajón<br />

que abrí, Tom no descartó el contenido con su negativa, incluso,<br />

aquel contenido también robó mi interés. Encontré una carta, eso era<br />

lo que buscaba con tanta evasiva, estaba dirigida a "Elizabeth". Ese<br />

nombre lo reconocí de inmediato, Tom ya lo había mencionado una<br />

vez antes y fue el que pronunció cuando creyó que estaba dormida<br />

del todo. Ese nombre no me agradaba en lo absoluto y no entendía<br />

porque, ni siquiera sabía de quien se trataba.<br />

- ¿Quién era Elizabeth? - Comencé con tono suave.<br />

- Era una joven muy hermosa de Portland en mi época. Codiciada<br />

por muchos hombres de gran distinción que la cortejaban con<br />

demasía. Le ofrecían a su padre su aprobación para proponerle<br />

matrimonio, pero su padre se opuso a todas. Su belleza no era digna<br />

de ninguno de ellos -<br />

El halago que le dedicaba en cada palabra pronunciada, me golpeó<br />

como una puñalada, me hería y no entendía que me pasaba, ¿por qué<br />

me lastimaba?<br />

- Aquella noche... en la que me asesinaron, le escribí una carta que<br />

nunca llegó a sus manos -

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