Enigma (Los Van Vladoisqui)

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- ¿Y a quién se lo dijiste? -
- A nadie, no quiero que piensen que enloquecí, ni siquiera mis
padres me creyeron - con un tono de voz demolido -. Mira -
Me enseñó unos profundos rasguños en su piel, como los míos.
Escondí mis manos cubiertas por una chaqueta tras de mí para que
no notara las mías. Luego prosiguió con tono destrozado.
- No creo que me haya perpetrado yo misma este daño. Recuerdo
que estaba dormida y tenía una horrible pesadilla, en mi sueño sentía
que me ardían las manos, me ardían mucho, como si me quemaran
los brazos - sus ojos se humedecieron de lágrimas y su voz tomó un
tono de llanto que trataba de resistir en sus adentros - Luego me
desperté y vi una sombra negra parada a mi lado, inmediatamente
cerré los ojos y me escondí bajo mis cobijas. Un minuto después
Puppy empezó a ladrarle, ladraba hacia la nada como por media
hora, entonces me quedé helada hasta que volví a dormirme - su voz
se había quebrado por completo.
- No sé cómo ayudarte - le confesé.
- Yo sí. En la convención que fuimos hablaron de exorcismos a las
casas. Si tan solo mis padres me creyeran, no lo van a permitir, son
tan obstinados y escépticos… - sus palabras tuvieron un freno
repentino.
Emma se quedó privada sin poder pronunciar más palabras, sus ojos
parecían fijos de pronto, y sus labios mudos.
-… Quédate quieta. Está parado atrás de ti - con un hilo de voz.
Un escalofrío moribundo entró por mi espalda, de pronto me
percaté de la energía de la entidad, era devastadora. Existen
diferentes entes, reconocí la entidad, un espectro, atacan de forma
diferente, se muestran como sombras oscuras y son muy peligrosos.
Estaba inhibida, una brisa soplaba atrás de mí, luego el perro desató
más pavor cuando comenzó a ladrar. Emma se atrevía a fijar sus ojos
hacia donde ladraba, pero me implicaba esfuerzo copiar su reacción.
- … ¿Puedes… verlo? - Pregunté con voz entrecortada.
- Sí… hay una mancha negra en la pared - susurró con agitación.
Situé mis ojos en la pared, mi respiración era exaltada y mis ojos
estaban fuera de sus órbitas, mi cabeza se volvió trastornada y
desorbitada cuando dediqué la mirada a la mancha negra