Enigma (Los Van Vladoisqui)

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- No puedo decirte lo que siento porque… no sé cómo decirlo o
como describirlo… jamás había sentido algo así, es… más grande
que yo, más fuerte… - confesé.
Puso su mano apática sobre mi mejilla y aproximó unos centímetros
su rostro, abrió sus labios para formar una vacilante pregunta que
retenía aprisionada entre sus dientes, en sus deslumbrantes ojos azul
cielo leí ternura, dejando a un lado la expresión dura y seria que
definía su rostro, esta vez no.
- ¿Puedo hacer algo? - Murmuró.
Había pronunciado eso en una ocasión pasada, de nuevo rodaron en
mi cabeza las posibilidades de lo eso significara. Fue maravilloso la
primera vez que lo sentí de modo que no me importó lo que pudiese
significar y asentí, con mis ojos perdidos en los suyos.
Acercó su rostro por completo y sus labios se encontraron con los
míos, en su beso reveló lo que no explican las palabras. Sentí como
desequilibró mi cuerpo, mis latidos y mi respiración. Estaba
demostrado que no podía sentirlo, que se sentía pasivo e inútil el
rocé inerte entre nuestros labios, pero eso no aprisionó la magia en
aquel momento.
Una helada brisa pero acogedora nos envolvía cuando nos
hallábamos recostados sobre el abeto con los ojos fijos en las nubes.
Deseaba que el día hubiese permanecido eterno, pero mis ojos
contemplaron la ida del día y la aparición de celebres luces con
destellos de luz que iluminaban la quietud de la noche. Nuestras
pieles se rozaban por la proximidad, era frustrante no sentirlo.
La oscuridad asomándose, exponía un brillo cegador en el cuerpo de
Tom, una luz blanca lo cubría, convirtiendo sus ropas del mismo
color, nunca antes había visto en él esa deslumbrante apariencia.
Un ruido sutil invadió el sonido del silencio existente, se asemejaba al
chillido desafinado y molesto de la puerta principal al abrirse, y eso le
dio fin al momento.
- Es mi mamá. Tengo que irme, lo siento - manifesté.
No podía abandonar mi mirada asombrada de su esplendor blanco
que lo envolvía.
- La extrañaré lo que resta de la noche -
- Será una larga noche para mí también - le sonreí.