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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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esparciéndose por la pared, me bastó con unos cortos segundos para<br />

que mi mente entrara en trance.<br />

Mi respiración se cortó y mis pulmones padecieron un ahogo; tan<br />

propio de mis visiones. Se difundió el antiguo exterior que lucía<br />

anteriormente la habitación, visualizaba una adaptada celda allí, con<br />

paredes en ladrillos y rejas en las ventanas, la visión me indicaba el<br />

momento de su muerte. Un hombre atestado de rencor y con la<br />

cabeza perdida en la locura se veía encarcelado y atado con cuerdas,<br />

practicaba satanismo, pude saberlo por los signos dibujados en<br />

sangre sobre las paredes. Él había invadido la casa con presencias<br />

para causar mal a personas, maldiciones. Al parecer alguien lo había<br />

encerrado allí y lo había sometido a siniestros golpes en todo su<br />

cuerpo, lo castigaba. El sujeto después de golpearlo hasta dejarlo<br />

moribundo y tirado en el suelo, prendió fuego y aguardó sonriente a<br />

que se consumiera en las llamas ardientes y se volviera en no más<br />

que cenizas. Sus desgarradores gritos y carcajadas de locura<br />

ensordecedoras se quedaban aprisionados entre las paredes, nadie<br />

recurría a ayudarlo. El ahogo comenzó a desvanecerse y la<br />

respiración retomo su curso, la visión era arrastrada por el aire<br />

disolviéndose como humo en la atmósfera.<br />

Todo lo que vagaba en mi mente era los manuscritos del abuelo, fue<br />

lo que debí haber hecho desde un principio, debí hacer a un lado las<br />

postergaciones y los rodeos ante ese imprescindible asunto, para no<br />

volver a hallarme en una situación así.<br />

- ¡Reacciona, Caro! ¡Reacciona! - Replicó.<br />

Mis ojos visualizaron a Emma sumergida en temor y sacudiéndome<br />

de los hombros.<br />

- ¡Salgamos de aquí! ¡Corre! - Ordenó en medio de agitación.<br />

Me encontré de nuevo con la entidad plasmada en una mancha<br />

oscura extendiéndose por las paredes, con el Lhasa Apso ladrando<br />

sin control, y la angustia irradiada en el rostro de Emma. Mi primera<br />

reacción fue correr lejos de allí. Ella agarró firmemente a su perro y<br />

juntas tiramos la puerta de un empujón. Mientras corríamos hacia las<br />

escaleras se formó un depósito de escombros de objetos rotos que<br />

nos lanzaban, afortunadamente pudimos esquivar todos los<br />

lanzamientos, y ninguno nos golpeó.

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