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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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61<br />

Manuscritos<br />

Mi reacción frente a una presencia se presentaba cortante, de pánico<br />

estremecedor; el cuerpo no responde, adormecido, pero inquieto al<br />

mismo tiempo; como dos fuerzas que se contraponen. <strong>Los</strong> minutos<br />

entran en parálisis y solo atesoro que transcurran pronto, las<br />

plegarias se posicionan en mi mente. A veces pienso que quizás el<br />

dolor vivo se sienta mejor, dolor punzante en el cuerpo, podría<br />

resistirlo más que el que me causan las traumatizantes escenas.<br />

En ese instante mi reacción se quedó encarcelada, ni siquiera hacia el<br />

intento de escapar; nada hostil cruzaba por mi mente. Estaba allí<br />

parado en silencio, sin una expresión que pudiera revelarme su<br />

pensar. Me giré para abrir la puerta y asomé la cabeza.<br />

- ¡¿Dux?! - Grité con ímpetu.<br />

- ¡¿Si...?! -<br />

El sonido de su voz venía desde más cerca, como si hubiese acortado<br />

la distancia, quizá para buscarme debido al retraso.<br />

- ¡¿Podrías decirle a mi tío que me quedaré aquí?! -<br />

Pero solo se esparció el silencio durante unos segundos.<br />

Probablemente se negaría, había pasado por alto la discusión entre<br />

ellos antes de formular las anteriores palabras y dejando de lado<br />

también que cuestionaría la razón por la cual iba a quedarme, de<br />

inmediato ideé una respuesta para ello, más concretamente la misma<br />

escusa rebuscada que construyo en segundos que giran en torno a<br />

una enfermedad, quizá Dux piensa que soy una hipocondríaca.<br />

- ¡¿Dux?! -<br />

Iba a perder la oportunidad que tanto había estado aguardando,<br />

necesitaba hacer que Dux se marchara.<br />

- ¡Está bien! ¡Yo le digo! - contestó al fin.<br />

Otra vez respeto mi espacio. "Gracias..." pensé para mis adentros.<br />

Aprisioné la puerta de la casa, me tomé unos segundos allí delante de<br />

la puerta, tomé una bocanada de aire que resbaló como auge de alivio<br />

por mi garganta. Una vez tuve el nerviosismo bajo control; giré hasta<br />

encontrarme de manera frontal con la presencia, mi respiración<br />

reclamaba la agitación. Avancé por el vestíbulo, ubicándome a un<br />

metro de las escaleras, me tomé unos segundos para restaurar mi

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