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Enigma (Los Van Vladoisqui)

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas. Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

¿Qué existe más allá de la línea de la vida? Caroline lo sabe, aunque deseara con fervor desconocer el mundo tras la muerte. Se consume en su maldición mientras sus gritos ahogados se van con el viento. Nadie la auxilia, pero conocerá a Tom, y en él encontrará unos brazos cálidos que la resguardan. Pero pronto surgirá un nuevo ardor: pues nacerá en ella un sentimiento prohibido, imposible, que la hala al más allá, en donde yacen sus pesadillas.
Esta historia se introduce en lo desconocido, se basa en un nudo de misterios y se desarrolla lo imposible.

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112<br />

- Sí ¿conocía a mi abuelo? - Con tono aún más confundido.<br />

Antes de que me contestara recordé que ella quizás fuese la viva con<br />

el apellido de casada como Scott, la que mencionó Tom, la mujer del<br />

cual él escuchó acerca de la existencia de los manuscritos. Ella<br />

pudiese serme de ayuda algún día.<br />

- Sí, pero es una larga historia. Ven, te diré lo que tienes que hacer -<br />

Se dio vuelta hacia la sección de cuentos y allí mismo me asignó el<br />

deber.<br />

Mientras acomodaba unos libros en su respectiva ubicación, iba<br />

ingeniando la forma para poder dar búsqueda a los registros que<br />

hubiera de Portland. De repente, apareció ante mis ojos una puerta<br />

que conducía a una bodega, una bodega sombría y más que repleta<br />

de documentos; justamente lo que buscaba. Me mantendría alerta a<br />

cualquier distracción de la Mrs. Scott que me permitiera entrar allí<br />

durante el tiempo necesario, pero al final me decidí por pedirle que<br />

me dejara buscar algo de mi interés allí y sin esfuerzo autorizó mi<br />

acceso.<br />

La atmósfera no solo era densa sino ahora se mostraba cruda y como<br />

si existieran ojos en el aire, un pavor inmediato me indicó apartarme,<br />

pero era tanto lo que deseaba saber.<br />

Caminé por todos los estantes leyendo los títulos, quizá era como<br />

buscar una aguja en un pajar. En el recorrido tomé los libros que<br />

imaginé pudieran tener algo que me sirviera; encontré dieciocho de<br />

estos, y me senté en suelo de un rincón a leerlos, a ojearlos. No había<br />

nada, solo biografías de los alcaldes de Portland, autorizaciones para<br />

construcciones, expediciones en los bosques, periódicos antiguos,<br />

pero nada que me sirviese. Después se me ocurrió buscar por<br />

medicinas, devolví los libros a su lugar y emprendí una nueva<br />

búsqueda. Y entonces si pude hallar antecedentes de la familia <strong>Van</strong><br />

<strong>Vladoisqui</strong>, encontré en una libreta de la ciudad que los mencionaba.<br />

20 de abril- 1872<br />

La iglesia fue bendecida por la generosidad de señor Lord Arthur<br />

<strong>Van</strong> <strong>Vladoisqui</strong>, entregando costosas medicinas importadas desde<br />

Inglaterra para los menos favorecidos de Portland. El alcalde en<br />

persona le ofrecerá en su casa una celebración en su honor, para él y<br />

su familia.

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