Enigma (Los Van Vladoisqui)

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rostro. Pero antes di un vistazo tras de mí, aquel sujeto me dirigió
una mirada fría que me erizó la piel.
- ¿Estás bien? - Preguntó Tommy.
- ¿Qué te dijeron? - Seguido de Derek.
- Nada que sea de su interés -
Se me escapó un tono rudo, fue algo que tampoco supe medir.
- ¡Wow! Que dura. Tranquila, lo siento no quise molestarte, solo fui
curioso, no lo volveré a hacer - me aclaró Derek.
- No, discúlpenme. Mejor vamos y buscamos a los demás para no
perdernos de ellos - sugerí cambiando de tema.
- Toma, te compré pizza - mientras me la ofrecía Tommy.
- ¡Gracias! - Le sonreí.
El intruso era Dereck, Tommy había sido mi amigo por dos años, su
presencia la toleraba, pero Dereck... era un caso aparte. Apenas le
conocía.
Continuamos el día asistiendo a más conferencias en distintos
pabellones, también comprando recordatorios en las tiendas. Tantos
relatos sobre intimidantes espíritus, pero era eso, relatos con un
principio y un final, y, en aquellos finales, no había una resolución
innovadora que no hubiese probado ya. Aunque dejaba suelta la
posibilidad de realizarme un exorcismo. Un poco irónico.
Tommy se comportó conmigo mejor que nunca, cualquier cosa que
llamara mi atención, él estaba dispuesto a obsequiármela, pero claro,
no podía aceptarlas; anteponía el pagarlas con mi propio dinero. No
le correspondería, quería a todo coste no permitirle presumir
cualquier rastro de presunción que pudiera herirle. No podía
corresponderle ni a él, ni a Derek y tampoco a Mark.
Había llegado la hora de que partiéramos a casa, pues era tarde, más
de las once. Mi celular a igual que el de muchos registraban
insistentes llamadas perdidas. De momento sentí angustia por la
reprimenda que pudiese aguardarme en casa.
Todos nos encontrábamos en el estacionamiento escogiendo en que
auto regresar, por mi parte era obligatorio ir en el auto de Jimmy (ya
que me llevaría directamente a casa).
- Vayamos mañana al skate. Habrá competencias - sugirió Frank.
La mayoría acordaron asistir al día siguiente.