Tenemos que saltar
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SELECCIONES <br />
Dan y Kate en Santa Lucía en 2013, con el granjero<br />
<strong>que</strong> los encontró cerca del pueblo de La Bourne.<br />
Luego de pasar más de 12 horas en<br />
el agua, sentía <strong>que</strong> los hombros y los<br />
tobillos se le estaban desencajando.<br />
Las orillas del chaleco salvavidas le<br />
estaban lacerando el cuello y los hombros,<br />
y el golpeteo incesante del agua<br />
salada le había agrietado los labios e<br />
hinchado la lengua.<br />
De pronto, la superficie del agua<br />
empezó a brillar, como iluminada<br />
desde abajo. Mientras Dan y Kate seguían<br />
nadando, una lucecilla verde los<br />
envolvió y bañó sus rostros.<br />
—¡Fosforescencia! —exclamó Kate,<br />
embelesada con lo <strong>que</strong> veía.<br />
Estaban justo arriba de una enorme<br />
masa de plancton bioluminiscente,<br />
y Kate de nuevo recordó las travesías<br />
en velero con Dan en<br />
los meses posteriores a la<br />
muerte de su madre. En las<br />
noches salían a disfrutar del<br />
agua en calma en el velero<br />
y, mientras navegaban, el<br />
motor agitaba los diminutos<br />
y resplandecientes organismos<br />
marinos. Al ver ese<br />
espectáculo otra vez, los<br />
hermanos se sintieron muy<br />
reanimados.<br />
Se concentraron nuevamente<br />
en el faro al <strong>que</strong> <strong>que</strong>rían<br />
llegar y reanudaron las<br />
brazadas. Cuando por fin<br />
lograron escapar de la corriente<br />
<strong>que</strong> los arrastraba,<br />
empezaron a acercarse a la<br />
luz. Conforme avanzaban,<br />
oían el escalofriante estruendo<br />
de las olas. Primero vieron el<br />
agua cubrirse de espuma, y después<br />
el acantilado contra el cual rompían<br />
las olas.<br />
—¡Lo logramos! —gritó Dan—. ¡Podemos<br />
escalar a<strong>que</strong>llo!<br />
—Quizá puedas tú —replicó Kate,<br />
imaginando <strong>que</strong> se estrellaba contra<br />
las enormes rocas.<br />
Tenían <strong>que</strong> hallar una manera más<br />
sencilla de alcanzar la orilla.<br />
—Nademos hasta <strong>que</strong> ya no podamos<br />
más —le dijo Kate a su hermano—,<br />
y si no encontramos nada<br />
mejor, entonces escalaremos.<br />
Se alejaron poco a poco del acantilado,<br />
y luego la tenue luz de luna <strong>que</strong><br />
se filtraba entre las nubes les permitió<br />
FOTO: CORTESÍA DE DAN SUSKI