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– Plazo de devolución: en algunas fuentes de financiación no existirá<br />
dicho plazo (autofinanciación) pero en la mayoría de ellas existirá<br />
un plazo de devolución de la financiación recibida.<br />
– Garantías, compensaciones y otras contrapartidas: en muchas ocasiones<br />
se exige algún aval o garantía para cubrir la deuda en caso de<br />
impago. <strong>La</strong>s compensaciones son condiciones que exigen normalmente<br />
las entidades de crédito a la hora de conceder un préstamo<br />
para asegurarse de que el cliente va a proporcionar negocio a la entidad<br />
financiera (pagar los impuestos a través de la entidad, domiciliar<br />
las nóminas, contratar seguros de vida…).<br />
Para valorar las fuentes de financiación que son más convenientes<br />
también se debe analizar el nivel de riesgo financiero que tiene la empresa<br />
y la rentabilidad esperada por los accionistas. <strong>La</strong> financiación con menos<br />
riesgo es la obtenida por la aportación de capital por parte de los accionistas<br />
y por la autofinanciación (beneficios retenidos), pero si no<br />
existe otra fuente de financiación es posible que se esté exigiendo un esfuerzo<br />
demasiado alto a los accionistas y se esté frenando la capacidad de<br />
crecimiento de la empresa. Por este motivo, es necesario encontrar el<br />
equilibrio entre deuda y fondos propios para que los accionistas puedan<br />
obtener la rentabilidad esperada y la empresa disponga de los medios necesarios<br />
para financiar su crecimiento. Tal y como se ha expuesto en el<br />
capítulo 4 la proporción óptima de los fondos propios en relación al total<br />
del patrimonio neto y pasivo es del 40%, aproximadamente.<br />
Por lo tanto, en temas de financiación, la primera decisión que debe<br />
considerar la empresa es la proporción de deuda y de fondos propios que<br />
tendrá el balance.<br />
Una vez decidida la proporción óptima de deuda, se deberá decidir<br />
qué parte debe ser a corto plazo y a largo plazo. Para financiar el activo<br />
no corriente lo óptimo es la utilización de deuda a largo plazo. Debe haber<br />
un equilibrio entre activo y pasivo no corriente; y entre el activo y<br />
pasivo corriente. También es necesario evaluar la capacidad de la empresa<br />
para asumir deuda a corto plazo; dicho de otra manera, si será capaz de<br />
atender los pagos. En este sentido, es muy útil, como se ha expuesto en el<br />
capítulo 6, la elaboración del presupuesto de tesorería para el próximo<br />
año, detallado por meses.<br />
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<strong>Introducción</strong> a la contabilidad y las finanzas