Hermenéutica Bíblica - Megapagina Pentecostales del Nombre
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INSTITUTO BIBLICO PENTECOSTAL<br />
ASIGNATURA: HERMENEUTICA BIBLICA I<br />
GUIA N° 13.<br />
PROFESOR: JULIO CESAR CLAVIJO S.<br />
Tomado <strong>del</strong> libro: <strong>Hermenéutica</strong> <strong>Bíblica</strong>. Autor, José M. Martínez. Libros Clie.<br />
Respuestas a Preguntas a Difíciles. Autores, Josh Mc. Dowell y Don Stewart. Editorial Vida.<br />
La Biblia Devocional de Estudio. Versión Reina Valera. Editorial, La Liga Biblica.<br />
APARENTES CONTRADICCIONES EN LA BIBLIA<br />
En las Sagradas Escrituras, ciertos pasajes parecen contradictorios, pero una investigación más a fondo<br />
demuestra que no es ese el caso. ¿Qué constituye una contradicción? La ley de la no contradicción, que es la<br />
base <strong>del</strong> pensamiento lógico, establece que una cosa no puede ser a y no a al mismo tiempo. En otras<br />
palabras, que no puede estar lloviendo y no lloviendo al mismo tiempo. Si uno puede demostrar una violación<br />
de este principio en las Escrituras, entonces y sólo entonces se prueba que hay una contradicción. Por<br />
ejemplo, si la Biblia dijera –lo cual no dice- que Jesús murió crucificado en Jerusalén y en Nazaret al mismo<br />
tiempo, esto sería un error demostrable. Al afrontar posibles contradicciones, es de suma importancia recordar<br />
que dos declaraciones diferentes pueden diferir entre sí sin ser contradictorias. Algunos no hacen la<br />
distinción entre contradicción y diferencia. La objeción hecha a la fiabilidad de las narraciones de la Biblia<br />
sobre la base de “discrepancias” que se observan en pasajes paralelos no tiene el peso que a primera vista<br />
podría parecer. Los evangelios, por ejemplo, muestran las características propias de todo testimonio humano.<br />
Cuando son varios los testigos, es normal que cada uno sea afectado de modo diferente por el mismo hecho y<br />
que varíen los detalles que más le llamaron la atención. Los testigos (o reporteros de noticias), que sean<br />
espectadores de una serie de acontecimientos, nunca los describirán exactamente <strong>del</strong> mismo modo, detalle por<br />
detalle. Si así fuera sería un obvio complot. Una ausencia total de diferencias sería sospechosa.<br />
Por ejemplo, el caso de los ciegos de Jericó. Mateo (20:29-34) relata que dos ciegos encontraron a Jesús ,<br />
mientras que Marcos (10:46-52) y Lucas (18:35-43) mencionan sólo uno. Sin embargo, ninguna de estas<br />
declaraciones niega la otra, sino que son complementarias. Supongamos que usted estuviera hablando con el<br />
alcalde y con el jefe de policía de su ciudad en el ayuntamiento municipal. Después usted ve a su amigo Jaime<br />
y le dice que habló con el alcalde hoy. Una hora después, usted ve a su amigo Juan y le dice que habló con el<br />
alcalde y con el jefe de policía. Cuando sus amigos comparan la información, hay una aparente contradicción,<br />
pero no hay contradicción verdadera. Si usted le hubiera dicho a Jaime que usted había hablado sólo con el<br />
alcalde, habría contradicho esa declaración con la que le dijo a Juan. Las declaraciones que usted le hizo a<br />
Jaime y a Juan son diferentes, pero no contradictorias. De la misma manera, muchas declaraciones bíblicas<br />
están en esta categoría. Muchos piensan que encuentran errores en pasajes paralelos que no han leído<br />
correctamente.<br />
En el libro de los Jueces tenemos el relato de la muerte de Sísara. Jueces 5:25-27 parece dar a entender que<br />
Jael mató a Sísara con su mazo y la estaca de la tienda mientras este bebía leche. Jueces 4:21 dice que ella lo<br />
hizo mientras él “estaba cargado de sueño”. Sin embargo una lectura detenida de Jueces 5:25-27 revela que no<br />
dice que él estuviera tomando leche en el preciso momento <strong>del</strong> golpe. Así desaparece la discrepancia.<br />
Por otro lado, los escritores, en especial los evangelistas, tenían un propósito concreto que guiaba a la<br />
selección y ordenación de su material, por lo que cada uno destacó los hechos o los detalles que mejor<br />
servían a su finalidad, sin dar demasiada importancia al orden cronológico o a los pormenores de lo acaecido.<br />
Si se tiene esto en consideración al observar, por ejemplo, que el orden de los acontecimientos en Mateo 8 no<br />
es el mismo que en Marcos 1 y 4. ni constituirá una dificultad la aparente contradicción entre los relatos de<br />
Mateo (27:44) y Marcos (15:32) y el de Lucas (23:39-43) sobre los dos ladrones crucificados al lado de Jesús.<br />
Mientras que los dos primeros afirman que ambos malhechores le injuriaban, Lucas declara que sólo uno le<br />
vilipendiaba, lo que dio lugar a una atinada reprensión por parte <strong>del</strong> otro. No hay por qué dudar que ambos<br />
relatos son ciertos. Lo más probable es que Mateo y Marcos nos refieren la actitud de los ladrones en los<br />
primeros momentos que siguieron a la crucifixión, mientras que Lucas nos narra lo ocurrido algunas horas<br />
después, cuando uno de los <strong>del</strong>incuentes, ante lo portentoso <strong>del</strong> impresionante drama que con Jesús como<br />
centro estaba teniendo lugar, reconoció tanto su propia indignidad como la grandeza de Aquel que no había<br />
hecho ningún mal.<br />
El relato de Marcos (16.2) dice que las mujeres fueron a la tumba a la salida <strong>del</strong> sol, mientras que Juan (20:1)<br />
declara que cuando María Magdalena llegó a la tumba estaba todavía oscuro. Esta dificultad se resuelve