You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
A m a d o Ñ e r v o<br />
un callejón. Tras las ventanas, sólidamente enrejadas,<br />
se adivinaban siluetas de mujeres pensativas...<br />
Lope y Mencía caminaban lentamente.<br />
Una gran tristeza caía sobre el alma de él. y<br />
un presentimiento poderoso decíale que ella<br />
también estaba triste.<br />
Tristes los dos: ¿por qué?<br />
Ella lo sintetizó más tarde en estas solas palabras:<br />
«¡Tengo miedo de que duermas!»<br />
¡Ah, sí; él también tenía miedo de eso...!<br />
A medida que llegaban las sombras, parecíale<br />
que todo: la ciudad, las gentes, su Mencía misma,<br />
tenían menos realidad... ¡Si iría el sueño a<br />
disolver aquello como a vano fantasma!<br />
|Si estaría aquello hecho de la misma sustancia<br />
de su ensueño!<br />
¡Si al dormir perdería a su amada! ¡Qué desconsuelo,<br />
qué miedo, qué angustia!<br />
Al fin subieron la empinada escalera, y ya en<br />
su bohardilla encendieron un velón. A su débil<br />
luz la custodia llameó vivamente. Allí estaba,<br />
enjoyada de amatista y de topacios.<br />
Su arquitectura de oro y plata se erguía misteriosa<br />
y santa... Representaba a la celeste Síón,<br />
cdonde no hay muerte, ni llanto, ni clamor, ni<br />
angustia, ni dolor, ni culpa; donde es saciado el<br />
hambriento, refrigerado el sediento y se cumple<br />
todo deseo; la ciudad mística de Jerusalén, que<br />
112