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O b r a s C o m p l e t a s<br />
rales y con ocasión de qué accidentes las personas<br />
que le respondieran habían experimentado<br />
esa extraña impresión, en virtud de la cual el<br />
mismo hecho se les había presentado como pasado<br />
y presente al propio tiempo, teniendo ellas<br />
además la clara visión de lo que iba a suceder,<br />
como si lo recordaran de golpe (cita a Dickens.)<br />
En un delicioso libro autobiográfico que se<br />
intitula Aguas abajo, que el doctor Wilde está<br />
escribiendo, dice que él mismo (en la novela él<br />
se llama Boris) era muy propenso a sentir esa<br />
impresión.<br />
(Con la explicación tan detallada del caso, yo<br />
pretendía que Blanca, demasiado instruida ya<br />
para comprenderlo, gracias a mí, no se preocupara<br />
más de él, sabiendo, sobre todo, que era<br />
conocido y corriente.)<br />
—¿Y cómo io sentía?<br />
—Pues, verás: relata, por ejemplo, que en el<br />
curso de sus viajes llegó por primera vez a Nuremberg;<br />
fué a ver un casiillo, y hallándose enfrente<br />
de los arcos de piedra de la puerta y del<br />
frontispicio, dijo a su acompañante: «Yo he visto<br />
antes esto; adentro, en el patio, entre las columnas<br />
de una especie de claustro, está sentada una<br />
vieja.» Se abrió la puerta y, en efecto, había un<br />
patio, un claustro y una vieja sentada entre dos<br />
columnas.<br />
—jQué extraordinario!...—exclamó Blanca, di-<br />
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