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Edición 05 de octubre de 2018

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Realidad Nacional<br />

16 Viernes 5 <strong>de</strong> <strong>octubre</strong> <strong>de</strong> <strong>2018</strong> Diario Co Latino<br />

El <strong>octubre</strong> <strong>de</strong> Monseñor Romero<br />

Luis Armando González<br />

El año <strong>2018</strong> está entrando<br />

a sus últimos tres meses.<br />

El tiempo ha pasado<br />

volando y parece que fue ayer<br />

que estábamos en enero, conmemorando<br />

un aniversario más <strong>de</strong><br />

los Acuerdos <strong>de</strong> Paz. Si algo enseña<br />

el paso <strong>de</strong> los años es que el país<br />

avanza con sus ritmos, cimentando procesos<br />

<strong>de</strong> cambio –propios <strong>de</strong> los ritmos históricos,<br />

sociales, económicos, políticos y<br />

culturales— que a más <strong>de</strong> alguno le pue<strong>de</strong>n<br />

resultar <strong>de</strong>masiado pobres, pero que<br />

sin que reparemos en ello van configurando<br />

un El Salvador que, aunque conserve<br />

rasgos <strong>de</strong> antaño, tiene un rostro cada<br />

vez más distinto al <strong>de</strong> las décadas previas<br />

a 1992.<br />

Esto se pue<strong>de</strong> ilustrar con un ejemplo<br />

importante: la participación, la cual –<br />

si bien no tiene las expresiones y la masividad<br />

<strong>de</strong> los años setenta <strong>de</strong>l siglo XX—<br />

para nada está ausente <strong>de</strong> la vida nacional:<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> la participación electoral (permanente<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1982 hasta el presente), pasando<br />

por formas <strong>de</strong> participación inéditas (por<br />

los <strong>de</strong>rechos <strong>de</strong> las mujeres, en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong><br />

la diversidad sexual, en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los recursos<br />

naturales, etc.) y las conmemoraciones<br />

<strong>de</strong>dicadas a figuras religiosas (Monseñor<br />

Romero, jesuitas <strong>de</strong> la UCA, Rutilio<br />

Gran<strong>de</strong>), hasta la marchas populares con<br />

fuerte representación sindical, como las<br />

<strong>de</strong>l 1 <strong>de</strong> mayo.<br />

Ciertamente, la represión política y la<br />

guerra civil ahogaron la participación popular<br />

social, y durante los 20 años <strong>de</strong> ARE-<br />

NA no se dieron las mejores condiciones<br />

para que la misma floreciera. Sin embargo,<br />

en el presente –a iniciativa <strong>de</strong>l actual gobierno—<br />

se cuenta con una política <strong>de</strong> participación<br />

ciudadana (para el Órgano Ejecutivo),<br />

y está en discusión una propuesta<br />

<strong>de</strong> ley <strong>de</strong> organizaciones ciudadanas.<br />

En materia <strong>de</strong> participación, el país ha<br />

cambiado; <strong>de</strong> una situación <strong>de</strong> pobreza<br />

participativa extrema <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la firma<br />

<strong>de</strong> la paz, se fueron abriendo cauces participativos<br />

que, obstaculizados por la <strong>de</strong>recha<br />

en el gobierno, ahora pue<strong>de</strong>n ser usados<br />

libremente por cualquier persona u organización.<br />

Se trata, eso sí, <strong>de</strong> un contexto distinto<br />

al <strong>de</strong> los años setenta, cuando el <strong>de</strong>recho<br />

a participar era violentado por los gobiernos<br />

militares y cuando las <strong>de</strong>mandas ciudadanas<br />

tenían otras características respecto <strong>de</strong> las<br />

que se tienen en el presente, en una sociedad<br />

urbanizada, juvenilizada, con<br />

una economía centrada en los servicios<br />

y con una cultura fuertemente<br />

“norteamericanizada”.<br />

Cambios como el mencionado<br />

–y otros— han estado operando en<br />

los nueve meses ya trascurridos <strong>de</strong><br />

<strong>2018</strong>, y seguirán actuando en el último<br />

trimestre <strong>de</strong>l año..., y en los años por venir.<br />

Y la inci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> un nuevo gobierno, a partir <strong>de</strong><br />

2019, en su potenciación o en su obstaculización<br />

será <strong>de</strong>cisiva para la configuración <strong>de</strong> El Salvador<br />

<strong>de</strong>l futuro.<br />

Pero bien, hemos entrado en la recta final <strong>de</strong>l<br />

año <strong>2018</strong> y hay un hecho significativo en <strong>octubre</strong><br />

–uno <strong>de</strong> los más significativos <strong>de</strong> la historia<br />

nacional— que expresa, precisamente, cuánto ha<br />

cambiado El Salvador <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 1980 hasta <strong>2018</strong>: la<br />

canonización <strong>de</strong> Monseñor Romero y el modo<br />

cómo se está viviendo ese acontecimiento.<br />

Monseñor Romero –el Beato, para efectos oficiales—<br />

fue asesinado el 24 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1980,<br />

por un comando terrorista<br />

que siguió las ór<strong>de</strong>nes <strong>de</strong> Roberto<br />

d’Aubuisson, quien a<br />

su vez era financiado por la<br />

oligarquía salvadoreña y protegido<br />

por la cúpula militar.<br />

Su muerte se dio en un<br />

contexto <strong>de</strong> odio hacia él,<br />

por sus críticas a los abusos<br />

<strong>de</strong> los grupos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r<br />

económico y al terror estatal<br />

y paramilitar, pero también<br />

<strong>de</strong> odio hacia otras figuras<br />

<strong>de</strong> la Iglesia que acompañaban<br />

a amplios sectores sociales<br />

–campesinos, estudiantes,<br />

profesionales, obreros,<br />

ven<strong>de</strong>doras <strong>de</strong> los mercados,<br />

pobladores <strong>de</strong> tugurios, artistas—<br />

que exigían el respeto<br />

a sus <strong>de</strong>rechos fundamentales.<br />

Las homilías <strong>de</strong> Monseñor<br />

Romero eran una <strong>de</strong>nuncia<br />

permanente <strong>de</strong> esos abusos<br />

y esa violencia, y una <strong>de</strong>fensa<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>recho popular y social a una vida digna,<br />

lo mismo que a la participación y la organización.<br />

Su asesinato generó incertidumbre en quienes<br />

veían en él a su ángel guardián. “Si mataron<br />

a Monseñor Romero –se <strong>de</strong>cía <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l<br />

24 <strong>de</strong> marzo— qué no nos harán a nosotros”.<br />

Celebrarlo, honrarlo y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r sus i<strong>de</strong>as estuvo<br />

Su muerte se dio en un<br />

contexto <strong>de</strong> odio hacia<br />

él, por sus críticas a los<br />

abusos <strong>de</strong> los grupos<br />

<strong>de</strong> po<strong>de</strong>r económico y al<br />

terror estatal y paramilitar,<br />

pero también <strong>de</strong> odio<br />

hacia otras figuras <strong>de</strong> la<br />

Iglesia que acompañaban<br />

a amplios sectores<br />

sociales –campesinos,<br />

estudiantes, profesionales,<br />

obreros, ven<strong>de</strong>doras <strong>de</strong><br />

los mercados, pobladores<br />

<strong>de</strong> tugurios, artistas— que<br />

exigían el respeto a sus<br />

<strong>de</strong>rechos fundamentales.<br />

prohibido <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> la Iglesia (salvo<br />

excepciones extraordinarias) prácticamente<br />

hasta el fin <strong>de</strong> la guerra, e incluso <strong>de</strong>spués.<br />

Quienes hicieron suyo el legado <strong>de</strong> Monseñor<br />

Romero se jugaron la vida en ello; la sociedad<br />

salvadoreña les <strong>de</strong>be más <strong>de</strong> lo que<br />

quepa suponer.<br />

Gracias a ellos y a ellas –en la Cripta <strong>de</strong><br />

Catedral (cuando era un lugar oculto), en la<br />

Fundación Romero, en la capilla <strong>de</strong> la UCA,<br />

San Antonio Abad, Guarjila, Los Ranchos,<br />

Arcatao, San José Las Flores, Torola, Bajo<br />

Lempa— Monseñor Romero se mantuvo<br />

vivo y actuante: ahí, en la pobreza y la persecución,<br />

fue reconocido como un santo. Y<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquí se abrió paso, con dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

todo tipo, el proceso que, primero, llevó a su<br />

beatificación y, a mediados <strong>de</strong> <strong>octubre</strong>, a su<br />

canonización.<br />

Nadie pensaría que <strong>de</strong>l Beato Romero y<br />

próximo santo –<strong>de</strong> quien todo el mundo habla,<br />

incluso quienes lo odiaron (y quizás todavía<br />

lo siguen odiando)— no se podía hablar<br />

abiertamente, que había que hacerlo con sigilo<br />

y pru<strong>de</strong>ncia; que los libros con sus homilías<br />

no se podían andar<br />

bajo el brazo por<br />

la calle ni leyéndose<br />

en cualquier parte; que<br />

estaba oculto en las<br />

catacumbas <strong>de</strong> Catedral,<br />

seguramente con<br />

la intención <strong>de</strong> borrar<br />

su presencia <strong>de</strong> la Iglesia<br />

y <strong>de</strong> la sociedad.<br />

Así eran las cosas en<br />

aquellos años ochenta.<br />

Muchos <strong>de</strong> los que<br />

ahora quieren “espiritualizar”<br />

a Monseñor<br />

Romero lo odiaron<br />

a él y a sus i<strong>de</strong>as;<br />

y odiaron al pueblo organizado<br />

que reclamaba<br />

sus <strong>de</strong>rechos básicos.<br />

Sin duda, Monseñor<br />

Romero no es patrimonio<br />

<strong>de</strong> nadie en<br />

particular, pero para<br />

<strong>de</strong>cirse seguidor suyo<br />

y hablar con <strong>de</strong>cencia <strong>de</strong> él, como Arzobispo,<br />

como Beato y como Santo, no se pue<strong>de</strong>n<br />

borrar <strong>de</strong> la historia ni las razones <strong>de</strong> su asesinato<br />

ni a sus hechores, ni la cruel sangría que<br />

siguió a su muerte <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l 24 <strong>de</strong> marzo<br />

y que tuvo entre sus episodios finales el asesinato<br />

<strong>de</strong> los jesuitas <strong>de</strong> la UCA –seguidores<br />

fieles <strong>de</strong> Monseñor Romero— en 1989.

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