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Ladd George - Creo En La Resurreccion De Jesus

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98 / <strong>Creo</strong> en la resurrección<br />

rados para el evento de su muerte. Los profetas del Antiguo<br />

Testamento no predijeron los sufrimientos y la muerte del<br />

Mesías o del Hijo del Hombre, sino de un Siervo que pade.<br />

cería, anónimo y sin especial designación. <strong>La</strong> literatura ju.<br />

daica contemporánea no refleja la esperanza en un redentor<br />

sufriente. <strong>De</strong> hecho, la misión de Jesús al padecer y morir<br />

contradecía todo 10 que los discípulos sabían acerca del<br />

Mesías. Tenía que ocurrir algo para crear en ellos la creencia<br />

de que el Mesías crucificado y muerto había retornado a<br />

la vida.<br />

Capitulo 7<br />

NATURALEZA<br />

DE LOS EVANGELIOS<br />

NOTAS<br />

lAlfred Edersheim, The Lile and Times 01 <strong>Jesus</strong> the Messiah<br />

(New York: Longmans, Green, 1886), 11, 624.<br />

2 Lo cual hace E. Jenni en el artículo "Messiah, Jewish"<br />

en el Interpreter's Dictionary 01 the Rible, K-Q, pp. 360-365.<br />

3 Estas citas pueden hallarse en Salmos de Salomón 17, en<br />

R. H. Charles, The Apocrypha and Pseudepigrapha 01 the Old<br />

Testament in <strong>En</strong>glish (Oxford, Clarendon, 1913), 11, pp. 649-650.<br />

4 <strong>En</strong> dos pasajes de <strong>En</strong>oc, se llama "Mesías" al Hijo del<br />

Hombre (48:10 y 52:4). Lo cual sugiere que los dos conceptos<br />

empiezan a fundirse. Empero generalmente, es preferible verlos<br />

como dos personajes claramente diferenciados.<br />

5 R. G. Hammerton-Kelly. Pre-existence, Wisdom and the<br />

Son 01 Man (Cambridge University Press, 1973).<br />

6 Véase C. K. Barrett, 'The Background of Mark 10:45",<br />

en New Testament Essays, ed. por A. J. B. Higgins (Manchester<br />

University Press, 1959), p. 14.<br />

7 Joseph Klausner, The Messianic Idea in Israel (New York:<br />

Macmillan, 1955), p. 405.<br />

8Ibid., p. 163.<br />

9W. O. E. Oesterley, II Esdras (London: Methuen, 1933),<br />

p. 141.<br />

HA LLEGADO el momento oportuno para que consideremos<br />

el testimonio de los cuatro evangelios en lo tocante a la<br />

resurrección de Jesús. Hemos visto ya que hay razones textuales<br />

para creer en la integridad básica de lo que los Evangelios<br />

dicen sobre las enseñanzas de Jesús.<br />

Ante todo conviene que declaremos algunas cosas en<br />

cuanto a la naturaleza de los Evangelios. El punto de vista<br />

anterior en antigüedad a la época del enfoque "crítico" nos<br />

decía que los Evangelios eran relatos de testigos oculares de<br />

la vida y hechos de Jesús y son por ello completamente dignos<br />

de confianza como testimonios históricos auténticos. Actualmente<br />

ya no es posible mantener semejante postura, ya que<br />

los eruditos contemporáneos en nuestros días reconocen casi<br />

universalmente que los evangelios no vieron la luz pública<br />

hasta por lo menos treinta o cuarenta años después de los<br />

eventos que reseñan, y que la tradición sobre la vida y palabras<br />

de Jesús se preservó oralmente por lo menos durante<br />

una generación antes de ser puesta en escrito. Además, se

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