Ladd George - Creo En La Resurreccion De Jesus
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70/ <strong>Creo</strong> en la resurrección<br />
producidos por diversos grupos dentro del judaísmo y reflejan<br />
grandes diferencias de perspectiva.<br />
Hay un segundo grupo de libros, llamado los escritos de<br />
Qumran, fruto de una secta separatista de los primeros dos<br />
siglos antes de Jesucristo. Los más importantes de este grupo<br />
son el Manual de Disciplina, el Documento de Damasco, los<br />
Himnos, el Pergamino de la Guerra y los comentarios sobre<br />
ciertos libros del Antiguo Testamento. Los escritos de Qumran<br />
reflejan una ideología distinta de la que se halla en los<br />
demás escritos judíos intertestamentarios.<br />
<strong>La</strong> tercera fuente de ideas intertestamentarias la encontramos<br />
en los escritos talmúdicos, que representan el pensamiento<br />
de los escribas farisaicos y cuyas enseñanzas constituyeron el<br />
cauce principal del pensamiento judío después de la caída<br />
de Jerusalén. Estos escritos conviene usarlos con precaución,<br />
ya que fueron compilados mucho después de la época del<br />
Nuevo Testamento. No obstante, son la encarnación de las<br />
"tradiciones de los ancianos" (Mr. 7: 3) que eran preservadas<br />
en forma oral en los días de Jesús, y reflejan un elemento<br />
importante del pensamiento judío. Josefo, el gran historiador<br />
judío que escribió en el primer siglo de nuestra era, dice que<br />
los fariseos enseñan "que toda alma es imperecedera, pero<br />
que sólo las de los justos pasan a otro cuerpo, mientras que<br />
las de los impíos son, en cambio, castigadas con tormento<br />
eterno".2 Los saduceos, por otra parte, "niegan la continuidad<br />
del alma y los castigos y recompensas del mundo más allá<br />
de la tumba".3 Un escrito talmúdico, llamado Sanedrín, dice:<br />
"Según sus enseñanzas, las almas perecen juntamente con<br />
los cuerpos".4 Los eruditos están de acuerdo, prácticamente<br />
de modo universal, en que Josefo quiere decir que los fariseos<br />
creen en una resurrección del cuerpo según se enseña en<br />
Daniel 12:2, mientras que los saduceos niegan la resurrección<br />
(aunque Josefo se expresa de modo que su pensamiento sea<br />
de significado inteligible para los gentiles).<br />
<strong>La</strong> resurrección en el judaismo / 71<br />
Es preciso tener en cuenta, en este estudio, un hecho<br />
de gran importancia sobre el carácter del judaísmo. A través<br />
de la historia la Iglesia ha hecho firme hincapié en la "ortodoxia",<br />
en la corrección del pensamiento, de las ideas. No<br />
fue así en el judaísmo. <strong>La</strong> normativa del judaísmo era la "ortopraxia",<br />
la corrección en la práctica. Si un judío obedecía<br />
la ley de Moisés, se le consideraba ortodoxo, aunque tuviera<br />
ideas teológicas diferentes de las de la mayoría en el judaísmo.<br />
Por ello es que no hemos de extrañarnos si hallamos gran<br />
variedad, dentro del judaísmo intertestamentario, en cuanto<br />
a las ideas sobre el destino del alma y la resurrección del<br />
cuerpo.<br />
Uno de los libros más interesantes entre los apócrifos es<br />
Eclesiástico, o la Sabiduría de Jesús, Hijo de Sirac. Es el<br />
único libro apócrifo de autor conocido. Jesús, hijo de Sirac,<br />
fue un escriba o erudito judío cuya profesión era la enseñanza<br />
de la Ley del Antiguo Testamento. Alrededor del año 180<br />
antes de Jesucristo, este escriba puso por escrito las enseñanzas<br />
que había estado impartiendo oralmente. Este Jesús no<br />
tenía ningún concepto tocante a la dicha después de esta vida<br />
ni a la resurrección; se limita a perpetuar la idea del Seol<br />
según el Antiguo Testamento. Se trata de un lugar carente<br />
de placeres (14:16), un lugar de tinieblas (22:11), un lugar<br />
de sueño ininterrumpido (46:19), de silencio (17:27-28),<br />
un lugar de corrupción (10: 11 ). <strong>En</strong> el Seol (o Hades) los<br />
hombres no pueden alabar a Dios. "El hacimiento de gracias<br />
ha cesado por parte de los muertos, siendo aquellos que no<br />
existen" (18: 28). <strong>La</strong> muerte es un estado de eterno reposo<br />
(30:17). "No lo olvides; no se regresa de la muerte" (38:21).<br />
<strong>La</strong> única inmortalidad que Sirac conoce es la de un buen<br />
nombre que pueda ser recordado (39:9; 41:11-13; 44:8) o<br />
la perpetuación del nombre en los hijos de uno (11: 28; 46:<br />
12). Así vemos que aunque Jesús ben Sirac vivió y escribió<br />
antes que apareciesen los fariseos y los saduceos, su posición