Ladd George - Creo En La Resurreccion De Jesus
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16O/ <strong>Creo</strong> en la resurrección<br />
cialmente bueno. Por un instante, en la transfiguración, la<br />
gloria dejó de estar velada, y resplandeció de tal modo que los<br />
discípulos que estaban con Jesús quedaron asombrados (Le.<br />
9:28-36). Aunque se trata de algo que humanamente es inconcebible,<br />
la consumación no será otra cosa que una visitación<br />
redentora completa de Dios en su gloria, que implicará<br />
horrendo juicio para los impíos, mas redención para quienes<br />
han amado y servido a Dios. <strong>En</strong> su encarnación, Jesús vino<br />
de la gloria de Dios (Jn. 17:5) para traer a los hombres la<br />
gloria de Dios en forma velada, hecha carne. <strong>En</strong> su exaltación,<br />
regresó a la gloria de Dios (Le. 24:26). <strong>En</strong> su Parousia,<br />
traerá a la tierra la gloria de Dios con poder redentor, transformador.<br />
<strong>En</strong> aquel día, tanto la creación en general como<br />
las criaturas participarán de la gloria divina.<br />
<strong>En</strong> toda la Biblia se observa un gran sentido de la moderación<br />
al representar el futuro. A veces en el Antiguo Testamento<br />
se pinta el futuro en términos muy terrenales;<br />
en ocasiones, en términos de un nuevo cielo y una nueva<br />
tierra (ls. 65: 17; 66: 22). Mas lo importante por doquier<br />
es la manifestación escatológica de la gloria de Dios en poder<br />
redentor y transformador. El Nuevo Testamento demuestra<br />
aún mayor moderación, sin especular jamás en cuanto a la<br />
forma o la naturaleza de la existencia redimida, excepto para<br />
decirnos que será corporal, terrenal y transformada por la<br />
gloria de Dios. <strong>La</strong> vida en el Siglo Venidero es ciertamente<br />
indescriptible en términos de categorías humanas e históricas.<br />
Este estudio del significado teológico de la "gloria" nos<br />
facilita antecedentes y luz apropiada para las narraciones de<br />
la conversión de Pablo en el camino de Damasco (Rch. 9:3-9;<br />
22:6-16; 26: 12-18). Estos tres relatos contienen detalles<br />
que no armonizan unos con otros, mas los principales puntos<br />
quedan claros. Pablo vio una gran luz, y de esa luz vino<br />
una voz que se identificó a sí misma como de Jesús. <strong>En</strong> esta<br />
experiencia, el Cristo exaltado se reveló a Pablo en su gloria.<br />
El testimonio de Pablo / 161<br />
Uno de los relatos dice que los que viajaban con Pablo vieron<br />
la luz, mas es obvio que no supieron qué pensar de ella (Hch.<br />
22:9).<br />
Aquellos eruditos modernos que no pueden creer en los<br />
testimonios del Nuevo Testamento tocantes a la resurrección<br />
tratan de explicar la conversión de Pablo de diversos modos.<br />
Algunos apelan a Romanos 7, donde encuentran simplemente<br />
un relato autobiográfico de Pablo como judío. Si bien aparentaba<br />
ser un fariseo recto e inconmovible, se hallaba en realidad<br />
sumido en profunda agitación. Sabía que no estaba cumpliendo<br />
con las exigencias de la Ley; era consciente de su<br />
honda pecaminosidad; desesperaba de no poder jamás llegar<br />
a agradar a Dios. El clamor "¡Miserable de mí! ¿quién me<br />
librará de este cuerpo de muerte?" (Ro. 7: 24) es su grito de<br />
desesperación por no poder jamás llegar a cumplir la Ley<br />
y así agradar a Dios. Su agonía espiritual alcanzó el clímax<br />
emocional en el camino de Damasco, dando por resultado su<br />
conversión. Se dice en ocasiones que como resultado de oír la<br />
predicación de Esteban (Hch. 7:58), Pablo se encontraba bajo<br />
profunda convicción por el Espíritu Santo. <strong>La</strong>s palabras<br />
"dura cosa te es dar coces contra el aguijón" (Hch. 26: 14)<br />
se conectan en esta interpretación a la presión de la convicción<br />
del Espíritu Santo. <strong>De</strong> esta forma la conversión de Pablo<br />
se transforma en algo completamente comprensible como<br />
simple fenómeno sicológico.<br />
Lo malo de esta interpretación es que se contradice con<br />
las propias palabras de Pablo. Este nos dice que había vivido<br />
una vida irreprensible en cuanto a la ley (Fi. 3:6). Afirma<br />
que, si bien trató de destruir a la iglesia por medio de la<br />
persecución, Dios había tenido misericordia de él, porque lo<br />
hizo por ignorancia (1 Ti. 1: 13). Todo indica que Pablo<br />
era sincero en sus creencias de que un Jesús crucificado no<br />
podía ser el Mesías, y la iglesia por lo tanto no podía ser el<br />
pueblo de Dios. El mismo hecho de la crucifixión inhabilitaba