Ladd George - Creo En La Resurreccion De Jesus
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22 / <strong>Creo</strong> en la resurrección<br />
Por cierto, la Biblia no intenta en parte alguna demostrar<br />
la existencia de Dios. Esta se da por sentada por doquier.<br />
"Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción<br />
de lo que no se ve" (Heb. 11: 1). "Porque es necesario que el<br />
que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador<br />
de los que le buscan" (Hebreos 11:6).<br />
El reino de Dios es objeto de la fe, no de la vista (2<br />
Corintios 5: 1). No está sujeto a demostración científica ni a<br />
comprobación histórica. El científico, como tal, no puede<br />
hacer manifestaciones acerca de Dios apoyándose en sus investigaciones<br />
científicas. Puede filosofar y especular sobre primeras<br />
causas y temas similares, o puede hablar por su fe<br />
cristiana, pero no puede, como científico, decir nada positiva<br />
ni negativamente acerca de Dios y del mundo de Dios. Como<br />
historiador puede hablar de la fe de los hombres en Dios,<br />
pero no puede hablar de Dios mismo, pues Dios se encuentra<br />
por encima de toda la naturaleza y toda la historia. No olvidamos<br />
que Pablo dice que la razón exige creer en la existencia<br />
de Dios a causa del orden que se observa en la naturaleza<br />
(Romanos 1: 19-20), mas ésto se halla todavía en el terreno<br />
de la fe, y no de la demostración científica.<br />
No obstante, y precisamente en este punto, la Biblia nos<br />
plantea un problema. El tema central de la Biblia entera es<br />
que Dios ha intervenido en los eventos históricos. <strong>La</strong> Biblia<br />
dice que Dios llamó a Abram a salir de Harán para dirigirse<br />
a Canaán (Génesis 2: 1). El historiador Ptlede decir que Abram<br />
en efecto se trasladó de Harán a Canaán, y que Abram creía<br />
que era Dios quien le había llamado a hacerlo; mas ¿cómo<br />
puede el historiador comprobar que fue Dios quien llevó a<br />
Abram a efectuar este viaje?<br />
<strong>La</strong> Biblia dice que Dios libró a Israel de servidumbre en<br />
Egipto por mano de Moisés. No fue éste un acontecimiento<br />
ordinario en la historia, como los acaecidos en otras naciones.<br />
No fue una proeza de los israelitas. No fue atribuido al genio<br />
<strong>La</strong> fe y la historia / 23<br />
o a la hábil iniciativa de Moisés. Fue un acto de Dios. "Vosotros<br />
visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre<br />
alas de águilas" (Exodo 19: 4).<br />
Esta liberación no fue meramente un acto de Dios; fue<br />
un acto por medio del cual Dios se dio a conocer y a través<br />
del cual Israel había de conocer y servir a Dios. "Yo soy<br />
JEHüVA; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de<br />
Egipto, y os libraré de su servidumbre, ... y vosotros sabréis<br />
que yo soy Jehová vuestro Dios" (Exodo 6:6-7).<br />
El historiador puede comprobar que los israelitas en<br />
efecto huyeron de Egipto y se dirigieron a Canaán bajo el caudillaje<br />
de Moisés, aunque la fecha del evento sigue siendo objeto<br />
de debate histórico; mas ¿cómo podrá el historiador probar<br />
que fue Dios quien les condujo en esta liberación? <strong>La</strong> respuesta<br />
ortodoxa tradicional podría apoyarse en los milagros obrados<br />
por Moisés, pero el historiador puede siempre citar eventos<br />
análogos acompañados de añadiduras legendarias, descartando<br />
así lo sobrenatural.<br />
<strong>En</strong> la vida y la muerte de Jesús tenemos el mismo problema<br />
inherente. Según nuestros Evangelios, Jesús era el Hijo<br />
de Dios hecho carne (Marcos 1: 1; Juan 1: 14). Los Evangelios<br />
nos relatan que Jesús efectuó obras poderosas que<br />
testimoniaban la naturaleza de su persona. Pero estas obras<br />
podían interpretarse de diferentes maneras. Los adversarios<br />
de Jesús reconocían que poseía un poder sobrenatural, pero<br />
decían que se trataba de un poder demoníaco (Mt. 12:24).<br />
Sus amigos -y probablemente su propia familia- reconocían<br />
que hacía maravillas, pero creían que estaba fuera de sí<br />
(Marcos 3:21). Jesús era el Hijo de Dios sólo para aquellos<br />
que reaccionaban a él en fe. El historiador puede hoy día<br />
leer los evangelios y juzgar de lo que los hombres pensaban<br />
de Jesús e incluso de lo que Jesús pensaba de sí mismo; empero,<br />
¿cómo puede el historiador, como tal, decir que Jesús<br />
era el Hijo de Dios? Podría llegar a la conclusión de que Jesús