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Ladd George - Creo En La Resurreccion De Jesus

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156 / <strong>Creo</strong> en la resurrección<br />

identificar al Señor resucitado y al Espíritu Santo; mas no<br />

puede ser éste el intento de Pablo, como lo muestran las<br />

últimas palabras. Pablo parece identificar al Señor y al Espíritu,<br />

y al mismo tiempo trazar una distinción entre ellos.<br />

Este extraño fenómeno es perceptible en numerosos pasajes<br />

en otras expresiones. Así por ejemplo no hay diferencia entre<br />

Cristo morando en nosotros o su Espíritu morando en nosotros<br />

(Ro. 8:9-11). No hay diferencia clara entre estar en<br />

Cristo y estar en el Espíritu. Estar "en el Espíritu" significa<br />

que la nueva vida que es en Cristo mOra en nosotros (Ro.<br />

8: 9). Lo mismo se aplica a estar "en Cristo" (2 Co. 5: 17).<br />

Dichos versículos no quieren decir que Cristo y el Espíritu<br />

sean de hecho idénticos, pues en 2 Corintios 3: 17b Pablo<br />

establece una clara diferenciación entre ellos al hablar del<br />

"Espíritu del Señor". Con todo, dado que Cristo entró en el<br />

reino del Espíritu en su resurrección, funcional y dinámicamente<br />

el Señor y el Espíritu son una sola cosa. El Señor<br />

exaltado obra en el mundo y en su pueblo a través del Espíritu.<br />

<strong>En</strong> el pasaje de 1 Corintios, Pablo prosigue hablando<br />

de las dos familias en Adán y en Cristo. Cuando contrasta al<br />

primer hombre que es de la tierra con el segundo hombre,<br />

que es del cielo (v. 47), debe estar aludiendo a la Parousia<br />

de Cristo, pues Cristo en su encarnación fue también hijo de<br />

Adán en el hecho de que tenía un cuerpo mortal "natural".<br />

<strong>De</strong>l mismo modo que nosotros hemos traído la imagen del<br />

hombre terrenal al nacer en cuerpos corruptibles y mortales,<br />

también tendremos la imagen del hombre celestial (v. 49)<br />

en su Parousia. Pablo nos dice lo mismo usando palabras<br />

distintas en Filipenses 3: 21 cuando, al hablar de la venida<br />

del Señor, dice que el Señor "transformará el cuerpo de la<br />

humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la<br />

gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar<br />

a sí mismo todas las cosas". Aquí, pues, en una carta escrita<br />

El testimonio de Pablo / 157<br />

con posterioridad a la correspondencia a los Corintios, Pablo<br />

afirma claramente que el Señor resucitado existe en un cuerpo;<br />

pero en un cuerpo glorioso; y que los creyentes participarán<br />

un día de su gloria, aún en la forma corporal de existencia.<br />

<strong>En</strong> verdad que se trata de vida en el Siglo Venidero, que<br />

trasciende a la "historia".<br />

<strong>La</strong> mención de la "gloria" nos recuerda toda una serie<br />

de referencias que hacen enérgico hincapié en la escatología<br />

o consumación del propósito redentivo de Dios. <strong>La</strong> participación<br />

en la gloria de Dios es una de las ideas más frecuentemente<br />

usadas para describir el destino final de los redimidos.<br />

Esto data ya del Antiguo Testamento. <strong>La</strong> venida del Reino<br />

de Dios significa que "verán la gloria de Jehová" (Is. 35:2).<br />

"Tiempo vendrá para juntar todas las naciones y lenguas;<br />

y vendrán, y verán mi gloria" (Is. 66: 18). Este tema reincide<br />

más aun en el Nuevo Testamento, donde la "gloria" viene<br />

a ser la suma y. sustancia de la esperanza escatológica.<br />

"Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces también<br />

seréis manifestados con él en gloria" (Col. 3:4). "Cristo en<br />

vosotros, la esperanza de gloria" (Col. 1:27). <strong>En</strong> este siglo,<br />

nosotros padecemos ahora con Cristo "para que juntamente<br />

con él seamos glorificados" (Ro. 8: 17). Dios nos ha llamado<br />

"a su reino y gloria" (l Ts. 2: 12). Los cristianos han recibido<br />

su llamamiento "para alcanzar la gloria de nuestro Señor<br />

Jesucristo" (2 Ts. 2: 14). Dios nos está preparando "un cada<br />

vez más excelente y eterno peso de gloria" (2 Co. 4: 17).<br />

"Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios" (Ro.<br />

5:2). <strong>En</strong> la Parousia de Cristo, "los justos resplandecerán<br />

como el sol en el reino de su Padre" (Mt. 13:43).<br />

<strong>La</strong> significación de tales dichos se encuentra en el hecho<br />

de que en el Antiguo Testamento, gloria (kabod) es el término<br />

empleado para designar a Dios en su esplendor divino,<br />

su divino poder y su resplandor visible divino. Para mencionar<br />

una sola ilustración: Cuando Salomón construyó un templo

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