anuario dimacofi

discurso graduacion alumnos
monte tabor
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GENERACIoN 2013
Buenas noches compañeros, directorio, profesores, padres,
familiares, auxiliares, administrativos y amigos presentes.
Antes de iniciar este discurso quisiera hacer notar que
éste intenta sintetizar la opinión de 60 alumnos que tras
14 años de educación (la mayoría) quieren dirigir algunas
palabras a este colegio, a los padres y a todos aquellos
que nos acompañaron tras esta larga etapa de formación.
Por lo mismo, quizás algunos contenidos que voy a mencionar
ya se encuentren obsoletos, debido a que vamos a
hablar de nuestra experiencia en este colegio, colegio que
a través de nuestra estadía ha cambiado.
Borrosos y escasos son los recuerdos de los patios de
campanario, en donde estuvimos solamente un semestre,
pero más allá de lo físico, nosotros vivimos una transición,
una evolución en donde esta institución se convirtió en
lo que es actualmente, un colegio de prestigio, de la cual
la mayoría estamos orgullosos y felices de estar aquí,
esta noche, graduándose. Sabemos que la formación y la
orientación nos hizo convertirnos en quienes somos, que
el colegio representó una casa, una familia, un hogar en
donde nos sentimos seguros, abrigados, cómodos. Un
lugar en donde la formación y el desarrollo de cada uno
de nosotros se hizo posible. Pero también es necesario
en estas circunstancias no dejar de lado aquellos aspectos
con los que en cierta manera no estamos de acuerdo,
apuntando siempre al crecimiento. Creemos que si bien
el discurso contiene bastantes críticas, sería una falta no
decirlas, debido a nuestra preocupación por el colegio
y por la mirada reflexiva de la realidad que este mismo
supo enseñarnos, de modo que estas críticas, orientadas
a construir un colegio mejor, son gracias a uno de los
valores más grandes que nos llevamos del colegio, mirar
la realidad y soñar con un mundo nuevo.
Desde pequeños se nos ha enseñado a no faltarle el respeto
a los profesores ya que representaban una autoridad,
a estudiar para ser el mejor alumno, ya que no podían ser
vanos los esfuerzos que recaían en nosotros y finalmente,
a callarnos en clases para ahorrarnos conflictos conductuales.
Quizás nunca nos dijieron que el verdadero sentido
de dar lo máximo de nosotros, no era enorgullecer a
nuestros padres con un diploma o tener el mejor promedio.
Quizás nos debieron haber dicho que era por aquellos
profesores que invertían tiempo y preocupación en nosotros,
por el esfuerzo de nuestro padres que nos hizo llegar