anuario dimacofi

masivas hacia el patio del colegio como hoy lo estamos
haciendo.
La cruz, elemento significativo fundamental y distintivo
de la espiritualidad cristiana, se coloca en este caso
calada en el muro principal de su fachada, para que se
vea simultáneamente desde la calle y el patio del colegio.
Desde el exterior, parte de esta cruz, se abre hacia el
interior del atrio, dejando ver el acceso de la Iglesia,
este gesto simboliza la puerta, que Cristo nos abre, para
entrar en su misterio.
La materialidad, mono cromática de sus paredes y su
diversidad de texturas busca un ambiente cálido y tranquilo
invitando al recogimiento y a la oración silenciosa.
Su techo acústico, sube hacia el altar con una suave
curva, para darle jerarquía a la zona del presbiterio, este
particular cielo sólo se interrumpe en las lucarnas, que se
abren para producir cascadas de luz que bañan los muros
de piedra de sus extremos, en ese sentido la luz del
interior de la Iglesia inunda el espacio con generosidad,
pero con el misterio de la cenitalidad.
El presbiterio, lo ubicamos centralmente y muy cercano
a los fieles, para que se destacaran muy claramente
los elementos litúrgicos principales del rito de la misa,
el ambón, la sede sacerdotal y por su puesto el altar,
elemento de piedra que centraliza la atención de toda la
asamblea de los fieles.
Tras el presbiterio y delante del muro principal de la
Iglesia, ubicamos la cruz de Cristo crucificado, que es
la principal imagen sagrada de la Iglesia. Elegimos, la
cruz de la unidad, símbolo característico del movimiento
de Schoenstatt, la que está en un lugar jerárquico, de
manera que irradiara todo el espacio y destacara la biunidad
de Cristo con María su madre, quienes se miran
amorosamente.
No puedo terminar, sin hacer mención de muchas personas
que participaron de este proceso de diseño, con
opiniones consejos y críticas constructivas: en especial
al querido Padre Luis Ramírez, a Rafael Hevia, a Max, a
Pedro y a muchos que pasaron por la comisión iglesia,
a gente de mi oficina a Hugo mi socio a Tomas, a Katia,
a los que participamos de las reuniones de obra todo
este año a Loreto, a Javier, a Ximena, a Karen y también
a las personas que con sus manos levantaron el edifico: a
Horacio, Enrique, Armando y a cada maestro y jornal que
entregó su esfuerzo en esta obra. En especial quiero dar
gracias a Dios y a la Virgen que fueron nuestros mejores
consejeros, los que nos iluminaron en muchos momentos
cuando las fuerzas flaqueaban o las ideas no fluían, sin
duda que nosotros solo fuimos los lápices con que ellos
dibujaron lo que querían para nosotros.
Por último una impresión personal: muchos me han
comentado que la iglesia se ve como si siempre hubiera
estado ahí, y la verdad es que si, siempre ha estado acá,
solo que ahora le dimos forma…
Guillermo García – Arquitecto
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GENERACIoN 2013
En una capilla lateral y junto al tabernáculo, se encuentra
nuestra querida Mater, a quien se le dedica esta Iglesia,
por lo que se le ha dado un lugar privilegiado junto al
Santísimo, la idea es que en ese lugar además de la
veneración y adoración a Cristo, se puedan hacer misas y
oraciones mas íntimas junto a ella.
También, como imágenes principales de nuestra Iglesia
se colocarán muy pronto en los dos pilares fundamentales
del edificio dos retablos, uno que representa la familia
de Nazaret y otro la transfiguración de nuestro Señor
en el Monte Tabor, ya que estas son las escenas bíblicas
fundacionales del Colegio.