70 Ayunadores de 40 Dias

Luz del Mundo Internacional
Ayunadores
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podrían comerse; nadie se interesaría en ellos, ni vendrían a buscarlos; porque
sencillamente «no son panes todavía». El pan se hace pan, cuando huele a pan... ni un
segundo antes, ni una hora después.
¡P E R D O N…!
Me equivoqué. Yo dije que nadie se interesaría en ellos y esto no es cierto,
porque el dueño del chiquero está muy interesado en ellos para engordar sus cerdos.
Esas personas que ayunan deportivamente un día al año para que no haga daño,
son como los que calientan sus manos sobre el fuego sin acercarse mucho, por temor
a quemarse.
Pregunta número tres:
¿Creen ustedes que alguna persona cuerda se interesaría en un lingote de oro
acrisolado, antes de que alcance el grado de total purificación?
Si, la respuesta es positivamente «SI»; los quincalleros que venden baratijas,
funden el oro también, pero no para limpiarlo, sino para ensuciarlo más, añadiéndole
plata y cobre, para aumentar sus ganancias, puesto que no les interesa la calidad, sino
la cantidad.
Centenares de personas pierden su tiempo aguantando hambre; pretendiendo
mantenerse caprichosamente sin comer, durante el número de días que en su
imaginación o conveniencia estipulan previamente; pero no pasa nada digno de
aprecio, ni durante esos «Ayunos» ni después. Porque ellos no atendieron al secreto
de Moisés al cual Dios le dijo:
“Y tú quédate conmigo, y te diré todos los mandamientos y estatutos y decretos
que les enseñarás, a fin de que los pongan ahora por obra en la tierra que yo les doy
por posesión” (Dt, 5:31).
No todos los granos duran el mismo tiempo sobre el fuego para cocinarse;
depende de la dureza de sus corazones...
Dios trata con cada uno de manera diferente; acuérdate que Israel pasó 400
años en Egipto, hasta que clamaron fuertemente y Jehová los escuchó; pero aún tuvo
que retenerlos 40 años más, sufriendo en el desierto, antes de meterlos en la tierra
prometida, y sólo dos lograron entrar, de unos seiscientos mil (600.000), sin contar
las mujeres y los niños...!
El horno de fuego que realmente acrisoló a Moisés, no fue su primer Ayuno de
40 días, porque al descender rompió las tablas del pacto.
Tampoco fue su segundo sacrificio de 40 días (Dt. 9:18-25), sino el tercero;
porque la Biblia nos revela que descendió con su rostro resplandeciente; en él se
reflejaba la Gloria del Señor (Dt. 10:1-11 y Ex. 34:35).
El verdadero horno donde Dios depuró al profeta Daniel, no fueron sus
alimentos vegetarianos, los cuales observó al principio de su ministerio y después al
final (Dn. 1:12 y Dn. 10:2-12), sino más bien aquella noche maravillosamente
preciosa que pasó entre los leones, pero en compañía del Ángel del Señor.
De allí lo sacó Dios, para ver la desaparición de todos sus adversarios y
colocarlo como segundo del rey.
Autor: Dr. Jaime Banks Puertas www.obraluzdelmundo.com
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