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Diario Co Latino
Opinión
Sábado
15 de agosto de 2020 11
Incertidumbre, la nueva “covid-normalidad”
y su impacto en las grandes mayorías
German Rosa, s.j.
Presidente:
Nelson López
Director General:
Francisco Elías Valencia
Jefa de Información:
Gabriela Castellón Fajardo
Coordinadora de Prensa: Patricia Meza
Teléfonos: 2222-1009, 2271-0671, 2271,0971 Fax: 2271-0822
128 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD
Evidentemente la pandemia del COVID-19 ha
causado una crisis sanitaria, socioeconómica,
política-jurídica y humanitaria en distintos contextos
del mundo. Sin lugar a dudas, lo que prevalece es
la incertidumbre y no tenemos respuestas acertadas ante
estos grandes cuestionamientos: ¿se encontrará una cura
o una vacuna en los próximos meses que pueda controlar
el coronavirus o el COVID-19?, ¿se podrá volver a una
cierta normalidad como la que existía antes de la pandemia?,
¿se podrá lograr una reactivación económica y
disminuir el impacto de la recesión económica que está
comenzando a nivel mundial? Esperemos que podamos
encontrar soluciones médicas a la pandemia, pero lo más
importante es crear un sistema sanitario que responda a
esta y futuras pandemias, epidemias y calamidades. Además,
preparémonos para el impacto de las consecuencias
sociales y económicas de esta calamidad.
La única certeza posible en el presente es que viviremos
en una “covid-normalidad” por mucho tiempo. Además,
la normalidad en la que vivíamos antes de la pandemia
era realmente tan dramática social y económicamente
para grandes sectores sociales. Ya es tiempo de pensar
cómo hacer posible otra normalidad que sea más humana
y que ofrezca lo mejor para las presentes y futuras generaciones.
El panorama que se avizora no es alentador para nuestra
región: “la CEPAL proyecta, para el conjunto de la región,
una caída promedio del PIB del 9,1 % en 2020, con
disminuciones del 9,4 % en América del Sur, el 8,4 % en
Centroamérica y México, y el 7,9 % en el Caribe, sin incluir
Guyana, cuyo fuerte crecimiento lleva el total subregional
a una caída del 5,4 %” (https://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/45782/1/S2000471_es.pdf).
Hoy es muy importante acertar en las soluciones políticas
para la reactivación sostenible de las economías y ob-
mayoría que ha sufrido el impacto directo de la pandemia.
Sin obviar, la importancia de tener presente la justa articulación
del mercado con el medio ambiente y la seguridad
ecológica dada la vulnerabilidad social que hay en nuestros
países centroamericanos.
Dada esta realidad es importante resolver la crisis en
el contexto inmediato y hacer una agenda con políticas
de solución que tenga una perspectiva de mediano y largo
plazo para afrontar la pandemia y sus consecuencias.
¿Cómo enfrentar la vulnerabilidad a la que nos ha sometido
a todos la pandemia del COVID-19? Este es un
tema de debate democrático amplio y que debe dar lugar
al protagonismo no solamente de la sociedad política
sino también de la sociedad civil. La situación es tan delicada
que no se puede prescindir de todos los actores sociales
y políticos para ser arquitectos de soluciones que
a un grupo minoritario. Se trata de dar lugar a una nueva
normalidad democrática en un contexto complejo y difícil
como lo es la covid-normalidad a la que estamos sometidos.
Aportar soluciones a cuestiones graves nos concierne
a todos, porque todos estamos afectados directamente
por esta calamidad y sus consecuencias.
Debemos convencernos que ya no volveremos a la anterior
“normalidad”, hay que construir una “nueva normalidad”
teniendo en cuenta que el COVID-19 estará presente
por mucho tiempo. Por esta razón es importante
encontrar los espacios de diálogo, lograr el diseño de un
plan estratégico consensuado, en la medida de lo posible,
para soportar el impacto de esta pandemia y que sus con-
región. Hay que construir el proyecto de una “nueva normalidad”,
no solamente revirtiendo el impacto negativo
de esta calamidad sino que proyectando un futuro mejor
para los grupos más vulnerables del país y de la región. De
hecho, hay que tener acciones coordinadas regionalmente
para afrontar una “segunda onda” del coronavirus o CO-
VID-19 y futuras calamidades en nuestra querida Centroamérica.
Nos damos cuenta que cerrar las fronteras no puede
ser una política permanente porque afecta a nuestros
pueblos, de ahí que las soluciones no sean de un país aislado
de Centroamérica.
En el contexto de la pandemia podemos observar que
en El Salvado las comunidades políticas territoriales y locales
municipales van asumiendo su protagonismo y se
van apropiando de las posibilidades de hacer política, según
sus necesidades y prioridades sociales en medio de
una confrontación abierta entre los poderes del Estado.
De manera inadvertida está surgiendo un cambio político
desde las calles y desde los sectores más vulnerables sin
poder... Este proceso tiene un alcance imprevisible hasta
el momento, pero algo nuevo está surgiendo desde los
grupos vulnerables que sienten esa distancia o un abismo
entre el sistema político y la expresión de sus movimientos.
Nuevos actores políticos van a emerger en esta crisis
del COVID-19.
De alguna manera la oposición proactiva de la ciudadanía
responde a una gran exigencia ética ante tantos abusos
y escándalos de corrupción en la administración pública
que vienen ocurriendo desde hace mucho tiempo.
Y no solamente en El Salvador, sino que en distintos países
de Centroamérica. Es una actividad en favor de la ética
en la gestión del poder desde las distintas instancias
del Estado. El cansancio ante los artilugios para lucrarse
y la búsqueda de la utilidad individual de los líderes políticos
se hacen sentir de muchos modos en las redes sociales
y en la opinión pública. Es importante crear los con-
gestión política éticamente aceptable para los ciudadanos
que rompa con la inercia de los abusos de poder, situación
que va más allá del código penal y de la actividad
coactiva o represiva. Sin ética política, las instituciones
se corrompen, la sociedad es defraudada, los líderes po-
cracia
se desmorona favoreciendo un clima de ingobernabilidad.
Y si no hay gobernabilidad se impondrá muy
probablemente el autoritarismo.
país, necesitamos un diálogo con garantías que dé posibilidades
reales a la gobernabilidad y se realice una buena
gestión pública que persiga el bien común y tome en serio
la situación de los sectores más vulnerables y los ciudadanos
de a pie que son una gran mayoría. Se requiere
una auténtica cultura política democrática para afrontar
la pandemia y sus graves consecuencias que afectará
a todo el país, pero obviamente, afectará mucho más a la
inmensa mayoría de los ciudadanos de a pie. Cuando las
instituciones políticas ya no representan la sociedad civil,
entonces entramos en una ruptura social y nos encaminamos
a una crisis de gobernabilidad permanente... El diálogo
auténtico con garantías es el camino más corto para
afrontar la recesión económica y sus graves consecuencias
sociales causadas por el COVID-19, porque si no se
afrontan y se buscan soluciones pueden llevar a una prolongada
ingobernabilidad (Ver https://www.diariocolati-
).
El debate y el diálogo auténticos nos recuerdan que
la democracia no es una especie de libre mercado regulado
por la oferta y la demanda, cuyos electores se convierten
en compradores que adquieren con sus votos cuotas
de poder y los programas considerados como mercancías
que ofrecen los partidos políticos, en lugar de ser verdaderamente
proyectos a realizar para lograr el bien común.
La pandemia afectará fuertemente a El Salvador y los
demás países de Centroamérica. No podemos ignorar
que existen grandes y graves problemas políticos en Centroamérica.
Ni tampoco podemos olvidar que cada país
tiene sus retos particulares de cara a la democracia y las
grandes mayorías empobrecidas. En esta coyuntura apremiante
es un imperativo converger en algunos puntos
fundamentales como región para afrontar la apremiante
emergencia y las graves consecuencias del coronavirus,
cuyo impacto directo lo sufrirán las grandes mayorías.
Evidentemente, no se puede lograr una agenda común
sin tener en cuenta que esto implica una cierta unidad
en la diversidad histórica y las diferencias en los procesos
democráticos en sus distintas fases de los países
de la región. El reto nacional y regional es construir una
nueva normalidad que responda a las grandes necesidades
y ofrezca las mejores posibilidades para nuestros pueblos
y su futuro histórico.