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12 Lunes 4 de enero de 2021
Opinión
Diario Co Latino
Editorial
El alto grado de polaridad que
se gestó y desarrolló en 2020,
como parte de la estrategia
del presidente Nayib Bukele, no solo
con propósitos estrictamente electorales,
sino, además, para destruir a la
oposición, sobre todo a la verdadera
izquierda, tanto dentro como fuera
del FMLN, pero especialmente contra
el Frente.
Y es que destruir a la izquierda tanto
socialista como democrática, con o
sin partido, es objetivo principal del
presidente Bukele y su partido Nuevas
Ideas, pues allí es donde está la
gente que, una vez despierta su máquina
pensante, será la única capaz de
comenzar a trabajar a la par del pueblo
para luchar a corto, mediano o largo
plazo, por recuperar toda la institucionalidad
del país lograda con la guerra
civil y plasmados en el Acuerdo de
Paz, el 16 de enero de 1992.
Presidente:
Nelson López
Director General:
Francisco Elías Valencia
Jefa de Información:
Gabriela Castellón Fajardo
Coordinadora de Prensa: Patricia Meza
Teléfonos: 2222-1009, 2271-0671, 2271,0971 Fax: 2271-0822
128 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD
El Salvador no solo enfrenta los peligros
de la pandemia de COVID-19,
que lo resolverá pronto la ciencia con
la vacuna que desde diciembre comenzó
a inyectarse en Europa, Estados
Unidos, Rusia, China y algunos
países de América Latina, sino la del
deterioro democrático, de la institucionalidad
burguesa, si se quiere,
pero es la que ganó con la guerra civil
y el Acuerdo de Paz.
Pero esa democracia burguesa
costó sangre del pueblo, no para que
nidad,
sino para que sus espacios
permitieran mayor concienciación
del pueblo, y una vez este se fuera
educando, ir promoviendo cambios
estructurales hacia una mejor sociedad,
con mira al socialismo. Los confundidos
u oportunistas de izquierda
que andan con nuevas ideas saben
que esta aventura política no es
para desplazar a la oligarquía o burguesía,
sino, la instauración de un
régimen político bajo el manto del
mesianismo. En este partido no hay
programa, mucho menos programa
que deje claro su lucha contra la burguesía,
sino para colmar las ambiciones
de un personaje que la popularidad
y la falta de educación política
del pueblo, lo ha ungido como un
“dios”, y le despertó todas las ansias
de poder.
Y para que no nos acusen de no
ser críticos con la izquierda, hay que
decir que por no haber trabajado en
los dos gobierno del FMLN con un
programa de gobierno más de izquierda,
hoy se tiene lo que se tiene.
Pero no todo está perdido, por
eso decimos que desde el primer
momento de este año hay que re-
para una elección en la que si se le
da todo el poder al presidente Nayib
Bukele, el país caerá en un abismo
político del que costará salir y si su poder
se enraíza más, será más complicado
y doloroso enrumbar al país por
los senderos de la democracia.
Hay que reconocer que el presidente
Bukele tiene liderazgo, es muy hábil,
es decidido y va dos pasos delante
de la oposición y hasta de sus mismos
seguidores, pues es un verdadero
caudillo, la manipulación que ha hecho
de la Fuerza Armada y hasta de la
Policía Nacional Civil, al menos de sus
mandos estratégicos, lo demuestran, y
esto es peligroso para el país, para el
pueblo organizado, para la débil oposición,
pero, sobre todo, para la institucionalidad
democrática.
No tener claro qué es lo que el presidente
Bukele pretende con su manipulación
de masas es un error que el
país y el pueblo lo pagará con creces,
por eso es que la izquierda responsable
debe hacer un trabajo de hormiga
en este corto periodo, para evitar
que el presidente Bukele profundice
su poder y el control de toda la institucionalidad
del país.
Es un trabajo cuesta arriba, pero
hay que hacerlo, y si aún así no se logra
cambiar el rumbo, al menos quedará
la satisfacción de que se hizo la
lucha, y con el aprendizaje de este
vendrán otras, hasta lograr que el pueblo
entienda que la lucha por la democracia
debe ser permanente y que el
poder absoluto en manos de una persona
es dañino para las democracias,
para los pueblos. Todo esto se llega a
comprender si hay una verdadera re-
los progresistas, los hombres y mujeres
verdaderamente de izquierda, dentro
o fuera de un partido político.