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8 Lunes 4 de enero de 2021 Cultural
Diario Co Latino
Los libros usados del Centro
“Con una persona que compre un
libro me siento feliz”: Nelson Nuila
Iván Escobar
Nelson Nuila, un hombre que en la actualidad comercia libros en el parque San José, al costado sur del mismo,
sobre la primera calle, lo encuentran junto a su familia, ofreciendo variedad de textos; además la reseña o el
análisis de alguna de las publicaciones. Foto Diario Co Latino/iván EsCobar
La venta de libros usados
en el centro histórico
de San Salvador
es una opción o un oasis
para los amantes de las impresiones
literarias, sean estas de
segunda mano o nuevas. Por
muchos años, el Parque San
José, ubicado en el centro de la
ciudad se convirtió en un punto
de distribución mayor de libros
usados.
Las ventas de libros usados
o libreros del San José, casi han
desaparecido. Las readecuaciones
del centro histórico por
parte de las administraciones
casi llevaron a la extinción de
estos espacios, en los cuales la
venta de libros era permanente
en el pasado.
Con los años, los libreros se
han mantenido en los alrededores,
en locales alquilados, o
espacios emergentes como lo
fuera La Casa Tomada del Centro,
que además de ser un espacio
para el arte y la cultura en
el corazón de la ciudad, entre
de libros usados.
En mí recorrido por la ciudad
llegué a conocer a los proveedores
de muchos de los libros
que hoy en día conservo.
Roberto Guevara, Wally Romero,
Jorge Ramírez (QDDG)
y Obed Alfaro, eran parte del
colectivo de la Casa Tomada
del Centro, y comerciantes de
libros usados.
Luego del cierre de este espacio,
los libreros han tomado
direcciones distintas, pero conservando
aún el comercio de
los libros. Jorge Ramírez, quien
falleciera este año, mantenía
su venta en las cercanías de la
Casa de la Cultura del Centro,
ta
Ana; Alfaro reside hoy en el
occidente del país, y comercia
libros en Ahuachapán y zonas
aledañas.
Romero hoy mantiene entre
otras actividades la venta de libros
a domicilio, y Guevara, la
última vez supe que su local estaba
en las cercanías del mercado
Excuartel. Así hay muchos
espacios pequeños o locales que
subsisten con la venta de libros,
en una ciudad que aparentemente
es indiferente a las letras.
Sigue la venta de libros en el
San José
Así es como conocí hace
unos años a Nelson Nuila, un
hombre que en la actualidad comercia
libros en el parque San
José, al costado sur del mismo,
sobre la primera calle, lo
encuentran junto a su familia,
ofreciendo variedad de textos, y
además la reseña o el análisis de
alguna de las publicaciones.
“Yo realmente no era librero,
yo asistía a la Casa Tomada
del Centro, y en las exposiciones
que tenían tocaban diferentes
temas como de Roque Dalton,
del Gabo, entre otros, y luego
se formaban los conversatorios
(...) eso me fue envolviendo,
me fue motivando”, comenta.
Nuila recordó que tiene cua-
personas solo uno me compra
un libro, eso me motiva, y me
tro años de dedicarse al comercio
de libros. Este año, debido a
igual que muchos comerciantes
informales, ha sufrido el impacto
económico, y visto reducidas
las ventas. “Con la pandemia, ha
mermado la compra”, dice con
preocupación.
Su incursión en el comercio
de libros fue con el pintor
Obed Alfaro “es una de las personas
con gran humildad y un
gran corazón”, destaca. Y añade
que su primera actividad comercial
fue en Zacatecoluca, “Llevo
cuatro años, que han sido bien
aprovechados, le he sacado fruto
al conocimiento y me siento
orgulloso conmigo mismo”, valora.
Una de las cosas que él rescata
de su actividad comercial,
es el interés de las personas
por adquirir literatura. “Nos da
sentimiento, cuando en el parque
toda la gente pasa de larhace
feliz”, precisa. Don Nelson,
al igual que otros libreros
ven con optimismo el apoyo
de aquellos amantes de las letras,
invita a apoyarles y no de-
tan presente, como cuando lo
ejercieron libreros como Cristóbal
Suárez de Figueroa, escritor
y enciclopedista español
del siglo de Oro, o James Lackington,
que de zapatero paso
a fundar la famosa librería “El
templo de las musas”, en Londres,
y quien innovó en el siglo
XVIII, garantizando el acceso
a los libros a las personas
de todo nivel. “El librero, si el
público no le apoya, se sienta
como que es una veleta en el
mar que lo esté sacudiendo la
tempestad. Aquí con el apoyo
incondicional de amigos,
y la magia de las redes (sociales),
nos permite motivar a la
gente a que lea, que es nuestro
objetivo”, concluyó Nuila. Por
ahora, este librero está llegando
al parque a vender de forma
esporádica, ya que el temor
al contagio de la enfermedad
es latente, pero cualquier cosa
invita a las personas a que le
consulten sobre algún título en
particular o interés en libros, a
Facebook: Nelson Nuila, “ahí
estamos a la orden”.
Nelson Nuila, al igual que otros libreros ven con optimismo el apoyo de aquellos
Foto Diario Co
Latino/iván EsCobar