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La pandemia que empezó a principios de 2020 le dio
un giro inesperado a la vida de todos. Los niños de Los
Mártires dejaron de serlo temporalmente, pues tuvieron
que dejar el colegio para pasar a la educación virtual.
Esto trae consigo unas implicaciones que se explicarán
a continuación.
Como primer punto está la experiencia de los niños y
sus familias en el proceso de adaptarse a la virtualidad.
De un momento a otro los niños dejaron de ir al colegio
para quedarse todo el tiempo con sus familias, que
además cargan con una inherente dificultad económica
debido a la disminución de trabajo.
Además, las familias con hijos más pequeños se vieron
afectadas en general por el grado de autonomía
de los niños. Para un niño en edad preescolar es
extremadamente difícil recibir una clase virtual, pues
ellos no tienen aún la capacidad de poner atención
a través de una pantalla. Para que su educación sea
efectiva, deben realizar actividades lúdicas, jugar,
socializar interactuar, crear, etc. El problema surge no
sólo porque la clase en sí es poco efectiva, sino porque
se necesita un acompañamiento constante de alguien
entrenado, que sepa guiar las actividades y mantener a
los niños ocupados.
Todo esto ha derivado en un desmejoramiento
generalizado de la salud mental de las familias,
incluidos los niños. Según el Instituto Colombiano de
Neurociencias, el 88% de los niños ha presentado signos
de detrimento en la salud mental, además teniendo en
oportunidad
la pandemia como
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