Edición 17 de julio de 2021
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
MéDIcOS
ILUSTRES
DE SANTA
TEcLA
Por: Marlon Chicas
El Tecleño Memorioso
-
-
FRAGMENTO DEL JURAMENTO
HIPOCRáTICO.
A
través de la historia se atribuye
al médico griego Hipócrates
(aprox. 460 a.C.) ser considerado
el fundador de la Escuela Hipocrática
en Cos, al que se señala de crear el
“juramento hipocrático”, que resume
los principios éticos que guían a los médicos
en el ejercicio de su profesión. Según
algunas efemérides, destacan que,
en 1948, se redactó un juramento hipocrático
en la Convención de Ginebra,
con el texto siguiente: “En el momento
de ser admitido entre los miembros
de la profesión médica, me comprometo
solemnemente a consagrar mi
vida al servicio de la humanidad”.
Dicho juramento es un texto ético que
recoge las obligaciones morales de
los médicos para con sus pacientes,
orientándolos en su labor profesional,
lo cual conlleva a los galenos a
realizar sus máximos esfuerzos por
salvar vidas humanas, la presente
crónica busca honrar la memoria de
facultativos que en vida desarrollaron
un apostolado de servicio hacia
los más necesitados en Santa Tecla.
Un profesional de la ciencia a quien los
tecleños recuerdan con especial afecto
es al doctor Manuel Loucel Porras
(+), de grata recordación, en palabras
del licenciado Orlando Moran Castillo,
presidente de Tecleños de Corazón, el
doctor Porras fue en vida amigo de mi
familia, lo que le convirtió en el médico
de cabecera, quien con la ayuda
de Dios y sus conocimientos, logró que
mi problema de oídos fuera superado,
en su consultorio ubicado en la intersección
de segunda avenida norte y
tercera calle poniente, caracterizado
Dr. Rubén Alonso Rochi
por su trato humano hacia sus pacientes,
sin olvidar su gran corazón, ya que,
si el enfermo no poseía medios económicos,
nunca negaba sus servicios.
Como todo profesional de la medicina,
era responsable con la salud de los
pacientes, en cierta ocasión mi madre
presentó algunas molestias por las inyecciones
de vitaminas que le aplicaban
en una institución de salud, en la
que laboró el doctor Porras, generando
la inquietud en él por conocer el tipo
de medicamento inoculado, llevándose
la sorpresa que dicho fármaco estaba
vencido, reprendiendo con severidad a
la enfermera responsable de tal hecho.
Por otra parte, su amistad con la familia,
le llevó siempre a romper el
hielo con una broma, cada vez que se
le visitaba en su consultorio, lo cual
no realizaba con otros pacientes, provocando
en mi madre y el suscrito
nerviosismo por no saber expresarnos
ante él, ya que, si uno decía –Mire
doctor – respondía -Te miró – si se decía
–Oiga doctor- contestaba -Te oigo
generaban una sonora carcajada en él.
Otro excelente profesional de la medicina
en la historia de Santa Tecla, que
se recuerda con cariño y estima fue el
doctor Rubén Alonso Rochi, quien a lo
largo de su profesión mostró siempre
disposición de ayuda al necesitado,
siendo reconocido como el “Médico
de los Pobres”, los que eran atendidos
en su consultorio ubicado en la
cuarta calle poniente, la cual lleva su
nombre desde 2019, a iniciativa de
Tecleños de Corazón y aprobado por
el Concejo Municipal de esa época.
Las disculpas del caso, si la crónica no
recoge otros nombres de profesionales
de la medicina que, en Santa Tecla, dedican
y dedicaron su vida al alivio del
sufrimiento humano, que sería imposible
mencionarlos a todos en estas líneas,
sirva este reconocimiento en vida
y post mortem al Médico Salvadoreño,
por tan digna y humana profesión.
SOMOS
LO qUE
TOLERAMOS
Por: Wilfredo Arriola
Las actitudes que toleramos
palabras que están presentes
en la vida de todos, y en algunos más
y muchas veces no reparamos en la
trascendencia que tienen a lo largo de
nuestras horas. Las etimologías siempre
nos dicen algo más, nos ponen una
lupa adonde no se mira del todo claro
hasta que reparamos en los detalles.
La palabra tolerar proviene del latín
tolerare y tolerare viene de tollare que
o resistir. Sobrellevar algo tanto físico
como espiritual.
Al leer la palabra “aguantar”
me supone algo no tan grato, algo que
atraviesa el dolor, la fatiga y la incomodidad.
Algo que a pesar de que poda-
transitar se convierte en placer o sere-
cosas que no aportan a nuestra vida
también suma a la calidad de nuestro
tiempo. Sustituir las cosas que tolera-
aquellas obligaciones de cortesía por
la sinceridad de sabernos en una mejor
sintonía. La tolerancia esta a un paso
del desequilibrio, y cada vez que toleramos
algo nos alejamos más de quien
lo promueve. Algunos se mueven bajo
la bandera de la ignorancia y se escudan
con la sentencia del no saber que
te dañaba, como si no fuera notorio entender
que cada conducta genera una
reacción, lastimosamente algunos se
han convertido en atletas del resenti-
oro en aguantar, en tolerar. No tenerse
respeto a sí mismo es dejar abierta la
puerta de la desconsideración, y en esa
muchos no tocan antes de entrar y la
golpean al salir.
Muchos han entendido que la
felicidad es servirse de lo que a otros
les sobra y quizá en ese entonces nos
convertimos en los patrocinadores
de lo que nos pasa, aunque ese título
según nosotros les corresponde a
otros. Es mas fácil buscar culpables
que cambiar de hábitos, es más fácil
la critica que conseguir un espejo.
Schopenhauer comenta en una de sus
máximas: “Quien ha sido abandonado
por la esperanza también ha sido
abandonado por el miedo”. Buscar un
cambio de alguna manera se convierte
en aspirar a la esperanza, en buscar en
otra parte lo que no se puede encontrar
desde donde uno se encuentra sentado,
y esa radicalidad de ir en busca de lo
incierto combina la capacidad a cambio
del resultado, es decir la ausencia
del miedo. Moverse, salir, ir por algo
más, dejar de aguantar así mismo y a
los demás con actitudes nocivas.
Hay quienes que al mirarse a
adentro de sí ven desiertos, otros ven
un bosque y otros no logran comprender
que uno se puede mirar con
consideración de cambio. Un comprenderse
mejor a partir de lo que nos
pasa. ¿Quiénes estarán abonando a esa
la vida de alguien más que no ha sa-
-
¿Desiertos, favores, lucro para ellos
relación con esto: “No es fácil adivinar
lo que te oculta la gente, solo tienes
mires”.
Somos lo que toleramos, lo
que callamos, lo que ocultamos para el
banal placer del otro, también es necesario
mirarse con otras gafas y preguntarse
si somos una carga tolerable
para los demás. El silencio a veces se
traduce en distancia, en otras preferencias,
en ponerle la sonrisa a otros
paisajes más lleno de aquello que aun
queremos descubrir de nosotros mismos.
Los años nunca saben tolerar…
06
Edición Extra | 17 de Julio de 2021 |