AGOSTO 2021

Para 1973, se presentó en Estados Unidos la
película titulada “Soylent Green”, traducida aquí
en México como “Cuando el destino nos alcance”
dirigida por Richard Fleischer, película que se
desarrolla en New York. La historia exponía las
consecuencias del hacinamiento, la contaminación
y el calentamiento global por el efecto
invernadero que la industrialización del siglo XX
provocó (ósea esto ocurría en el año 2022). Nadie
quedó indiferente al final inesperado.
A grandes rasgos, la trama anterior -
además del desastre ecológico- exponía
como cierto grupo de personas que
controlaban el poder económico y
político del país, eran los únicos que
tenían acceso a alimentos frescos y a la
carne, a diferencia del resto de la
población que sobrevivían a través de
alimentos enlatados producidos por una
empresa llamada Soylent, que más
adelante incorporó un nuevo producto
que elaboró como consecuencia de la
pronta extinción de los mares y el
plancton. Este último producto enlatado,
estaba hecho de carne humana, de
personas que “voluntariamente” iban a
que les terminarán su vida (y que no
tenían ni idea qué pasaría después) y
donde por 20 minutos antes de morir,
disfrutaban de música y escenas
hermosas, en las cuales se ve el mundo
como era antes del desastre ecológico.
Por supuesto es una historia muy cruda,
sin embargo, el mensaje para la época,
era la preservación de la tierra y su
naturaleza. Es decir, desde hace 48 años
que se está sensibilizando sobre este
tema, y aunque afortunadamente se han
creado leyes que contribuyen con la
protección del medio ambiente, hay
nuevos retos ambientales que se
presentan con los avances tecnológicos.
Pero el punto de este artículo, no es
hablar del medio ambiente, sino de una
etapa que para la gran mayoría de
nosotras, representa incertidumbre,
miedo, desagrado, un cataclismo
mental... me refiero a la vejez. Lo que es
inevitable, es que llegaremos a esta
etapa (si somos afortunadas), siendo
necesario plantearnos hoy, qué haremos
para “cuando la vejez nos alcance”.
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