Edicion 7 de febrero de 2022
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8 Lunes 7 de febrero de 2022
Editorial
Diario
Co Latino
El Salvador y la “estupidización” de la política
Publicación de la Sociedad Cooperativa de Empleados de Diario
Co Latino de R. L.
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131 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD
En la definición de la política,
entre otras más, encontramos
la que la señala como “el
conjunto de actividades que se asocian
con la toma de decisiones en grupo,
u otras formas de relaciones de poder
entre individuos…”, si esta definición
la contextualizamos en una sociedad
democrática y republicana concreta
como la de El Salvador, diremos
que esta está tambaleando, por las decisiones
políticas de quienes nos gobiernan.
De hecho, algunos creen que la política
en El Salvador está tambaleante
desde hace varias décadas, no por la
política en sí misma, en tanto que es
una ciencia que tiene como objeto el
estudio de las relaciones de poder entre
la autoridad y los individuos o sociedad.
Es decir, no es la política la que falla,
sino los que la ejecutan, los políticos
y, por ende, la clase política. En
El Salvador, por cierto, algunos sectores,
lejos de atacar las malas políticas o
la actuación de los malos políticos se
dedicaron a deslegitimar la política, y
por eso es que, entre otras razones, por
supuesto, el pueblo no educado políticamente
acudió a la urnas para elegir
nuevos gobernantes bajo la creencia
que los nuevos habían sido formados
en un crisol distinto a la de los políticos
de viejo cuño.
El pueblo no se percató que aquellos,
que incluso se colocaron el marco de
“nuevas ideas” o que iban a ser distintos,
a los que quedaban atrás, seguirían
en la misma línea. Y es que la nueva
clase política, que gobierna a El Salvador,
por un lado, no actúan con nuevas
ideas, seguramente ni tienen ideas de lo
que significan esos dos vocablos, y, por
el otro, han retrocedido la política mucho
más atrás de quienes fueron aborrecidos
electoralmente, por esos, hoy, en
vez de hablar de la desnaturalización
de la política hablamos de la “estupidización”
de la política. Esto quedó más
claro con el absurdo y burdo interrogatorio
que los diputados que conforman
la Comisión que estudia los fondos públicos
recibidos por las ONGs en los
gobiernos anteriores.
Se podría entender la malicia en tener
“en el banquillo de los acusados”
por considerarlo sospechoso de haber
recibido fondos públicos de forma ilícita
y de haberlo gastado también de
forma ilícita. Pero no tener claro qué
es una ONG, ni la diferencia entre una
donación y la financiación de un proyecto
de cualquier tipo, respaldado con
documentos y, sobre todo, con la ejecución
del proyecto, es simplemente bochornoso.
No sabemos cuántos de los que vieron
el absurdo y torpe interrogatorio
que hicieron los diputados de la nueva
clase política a finales de la semana
pasada al rector de la Universidad
Centroamericana José Simeón Cañas
(UCA) no habrán sentido vergüenza
ajena de quienes los representan en el
Congreso, al menos en esa comisión y
otras similares.
Una y otra vez, el rector de la UCA,
Andreu Oliva, les explicó que esa prestigiosa
institución no recibió dinero
“donado” por el Estado, mucho menos
bajo la mesa desde la Asamblea Legislativa,
sino de proyectos firmados con el
Ministerio de Educación. Pero los diputados
oficialistas, en su afán de demostrar
que hoy por hoy son ellos los
que ejercen el poder, y pueden hacer lo
que quieran con los que gobierna, seguían
con su interrogatorio sin sentido,
pero sí mal intencionado, perverso.
Es cierto que quien tiene el poder
debe utilizarlo, pero para favorecer al
soberano, no para experimentar la falta
de sensatez y de conocimientos del
“abc” de la política básica.
Con el interrogatorio la rector de
la UCA, y otros tantos que han desfilado
en las distintas comisiones de la
Asamblea Legislativa de Nuevas Ideas,
sus diputados no solo han demostrado
total ineptitud, sino el peligro que
cierne en una sociedad gobernada por
quienes creen que aplicar las locuras y
caprichos individuales es hacer política
en los nuevos tiempos. Lo que están
haciendo, en esencia, es desnaturalizar
más la clase política y haciendo
retroceder en décadas al país como nación
democrática y republicana. Sobre
todo, porque se está sustituyendo la razón,
el ejercicio de la política, por la estupidez.
Es preocupante, por supuesto, quienes
siendo profesionales, universitarios
o simplemente pensantes, toleran esto
con su silencio, y lo más grave, hasta
con aplausos. Pareciera que quienes
hoy hacen política nunca pasaron por
un salón de clase, por eso desconocen
el significado de la razón, no digamos
de la razón cartesiana y otros tantos de
la ilustración, o de la lógica, o del sentido
común.