Revista Orgullo 22
Revista Orgullo de Costa Rica, edición 2022
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ORGULLO
“El qué dirán puede ser un gorila que una lleva en la
espalda y que es tan pesado, que no deja que una
pueda dar el paso. El gorila del posible rechazo”
Con un pie
adentro y
otro fuera
Por Diana Lopez Baraquiso
Comunicadora
[ ella ]
Desde niña lo tenía muy claro: me gustaba Ranma ½ como chico
y como chica. Me gustaba el Power Ranger verde y me gustaba la
Power Ranger rosada. Me gustaba Sailor Mars y Tuxedo Mask. Me
gustaba un compañero del kínder y también me parecía preciosa
la maestra.
Pero conforme fui creciendo, me hicieron saber que tenía que escoger…
Tenía que tomar una decisión muy binaria, en la que sólo
podía ser heterosexual o gay. Y aunque en el cole opté por “la normalidad”
de salir con chicos, cuando llegué a la U, me topé con
un panorama diferente: un mundo a mi parecer de aceptación, de
oportunidades y de ser quien yo quisiese ser, donde aparentemente
nadie me juzgaba. La UCR no solo fue mi espacio seguro, sino mi
abono, donde pude crecer, nutrirme y empezar a florecer.
En la U y para todos mis amigos, era
“bi”… En la U me daban hormiguitas
cuando al tercer “Olafo” nos pasábamos
cerezas con la boca en una rueda
alrededor de la mesa entre varios
compañeros y compañeras. En la U me
rompió el corazón por primera vez una
chica. En la U me fui a bailar a Club
Oh hasta que los pies no podían, pero
las chicas no me daban pelota porque
creían que era “la amiga hetero de los
chicos gays”. Podía vivir con eso. De hecho,
era muy fácil “pasar desapercibida”.
Era muy fácil contar con la mano
las personas que sabían. Era muy fácil
ser una en San Pedro y otra cuando me
subía al bus de la Liga. Era muy fácil
que mi familia no supiera. Era muy difícil
vivir así, con la verdad a medias.
La vida siguió, las relaciones pasaron,
años a la luz con chicos, semanas o
meses “en secreto” con chicas. Citas
van, citas vienen y seguía el hueco en
el estómago.
En el trabajo me inscribí en el grupo
de “Pride” y a pesar de decirlo fuerte
y claro, me dicen varias veces que
soy “aliada”, porque las experiencias
bi también son invalidadas hasta en
nuestra misma comunidad, por nuestros
propios miembros. Porque ser bi es
“una fase”, “una transición” y “una falta
de decidir”. Es como ser un doble espía
que está trabajando con el enemigo. Es
como creer ser parte de todo y realmente
no ser parte de nada.
Pasan cinco años de soltería, donde
empiezo a notar un patrón… Me empiezo
a decepcionar de las masculinidades
tradicionales, empiezo a hacer
más matches con chicas y empiezo a
preguntarme ¿qué pasaría si me vuelvo
a enamorar?, ¿y si quiero llevarla
a casa?, ¿y si quiero que mi familia la
ame al igual que yo?, ¿qué va a pasar
cuando quiera tomarle la mano en la
calle? El qué dirán puede ser abrumante.
El qué dirán puede ser un gorila que
una lleva en la espalda y que es tan
pesado, que no deja que una pueda
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