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Ediciom 04 de octubre de 2022

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Diario Co Latino

Opinión

Martes

4 de octubre de 2022 9

Brasil: victoria de Bolsonaro

y la ultraderecha

Eric Nepomuceno

Tomado de Página 12

La ventaja del expresidente

de centroizquierda Lula

da Silva sobre el ultraderechista

y actual mandatario Jair

Bolsonaro ha sido de alrededor de

escasos cuatro puntos.

Si los sondeos y encuestas indicaban

una ventaja de entre siete

y diez puntos, esa ha sido la primera

victoria de Bolsonaro. Pero

la segunda y más contundente victoria

se dio tanto en la formación

de lo que será a partir de 2023 el

Congreso como en los gobiernos

provinciales.

La verdad es que el abyecto y

desequilibrado Bolsonaro sorprendió

por cómo obtuvo resultados

especialmente positivos en todo

el país. A excepción del nordeste

pobre, de donde Lula salió para seducir

y conquistar todo el país, Bolsonaro

ganó en todas las demás regiones.

Exceptuando a Minas Gerais

en el sudeste, el ultraderechista

desmintió todos los sondeos que

indicaban una ventaja de Lula que

oscilaba entre razonable y amplia.

No hay manera de entender que

el general retirado Eduardo Pazuello,

que cuando fue ministro de

Salud se reveló cómplice del proyecto

genocida de Bolsonaro, distribuyendo

toneladas de medicamentos

que no solo eran probadamente

ineficaces contra la covid-19

sino que también provocaban daños

colaterales, al tiempo que rehusaba

la distribución de vacunas

de comprobada eficiencia, haya

sido ahora el diputado provincial

más votado en Río de Janeiro.

Tampoco resulta explicable cómo

Sergio Moro, el juez venal y manipulador

que llevó a Lula a la cárcel

en un juicio basado exclusivamente

en indicios y no en pruebas, salga

ahora como el senador más votado

en la conservadora provincia de Paraná.

Y su cómplice en la manipulación,

el coordinador de fiscales Delton

Dalagnoll, haya sido electo diputado

con los votos que consiguió.

Como senadora por Brasilia se

eligió a la exministra de la Mujer,

Ciudadania y Derechos Humanos,

Damares Alves. La misma que

dijo que se hizo evangélica cuando,

subida a un árbol de goiaba, recibió

la visita de Jesucristo. Y que, cuando

asumió el ministerio, determinó

que “los niños se visten de azul y

las niñas de rosa”. La misma, además,

que destrozó todo el aparato

de defensa de la Memoria erguido

en tempos de Lula y Dilma como

mandatarios.

La verdad es que por todo el mapa

brasileño lo que se vio fue el crecimiento

furioso o la confirmación

de una base amplia y aparentemente

sólida que oscila entre la derecha y

la ultraderecha.

Sigue siendo bastante amplia la

posibilidad de que en la segunda

vuelta Lula da Silva logre derrotar a

Bolsonaro y volver a la presidencia.

Pero igualmente quedó claro que

será una batalla bastante más difícil

de lo que se preveía.

Y lo que realmente suena preocupante

es que si logra esa victoria,

tendrá que gobernar con un

Congreso que continuará plagado

de aberraciones y con la mayoría

de los gobernadores provinciales

aliados al ultraderechista que Lula

deberá derrotar para volver a la

presidencia e intentar salvar el país.

Me permito concluir con una

observación personal. La noche de

este domingo ha sido una sorpresa

y un golpe en mi ya un tanto

exhausta alma. Jamás supuse que

llegaríamos, luego de estos más de

tres años y medio del peor y más

asqueroso gobierno desde la redemocratización,

a los resultados del

domingo.

No se trata de situarse entre uno

u otro bando. Se trató y se trata

de situarse entre civilización y barbarie.

Por más críticas que existan

contra Lula, no hay comparación

posible. Nunca jamás, siquiera en

tempos de la dictadura que duró

larguísimos 21 años, este país ha

sido tan destrozado y degradado.

Lula dijo al pronunciarse luego

del resultado que no se trata de un

final del juego, sino de una prórroga.

Lo lamento, Lula. Mi temor

es otro: que no se trate de un final

del juego, sino de un intento suicida

de fin del país.

He vivido dos exilios. Y no sé si

tengo alma para un tercero.

Sigue siendo

bastante amplia

la posibilidad de

que en la segunda

vuelta Lula da Silva

logre derrotar a

Bolsonaro y volver a

la presidencia.

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